Plan Turquino

El plan turquino está de fiesta este dos de junio, hasta los más apartados e  intrincados parajes de la geografía cumanayagüense llegan los servicios para que esta zona , se parezca a la ciudad, aunque desandada por otros medios de transporte que evocan la razón de la zona , pero no abandonada ni olvidada .

Esta  idea del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz abraza los treinta y seis años de creado  y aún a pesar del tiempo , desde los gobierno locales hacen suya la palabra con el máximo líder de promover  la implementación de diversos proyectos en zonas  recónditas donde los serranos calculan las distancias por “pasos de río”, equivalentes a kilómetros y más kilómetros  de trayecto.

El macizo montañoso del Guamuhaya, otrora Escambray , defendido de quienes querían mantener estos espacios en silencio y olvidados, deambula hoy un médico, una ingeniera, levantan la enseñanza como bandera y logro genuino de nuestro proceso político, porque parafraseando a José Martí con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar, porque el arroyo de la Sierra me complace más que el mar.  

Sostener pese a las carencias materiales la vida en el Plan Turquino es un logro que no abandonamos , por eso la prioridad en no pocos beneficios a quienes disfrutan hoy de casas confortables, consultorios del mediCo y la enfermera de la familia, de un Coopelia, de servicios básicos y de otros que con el tiempo harán de la vida de la montaña, la encendida luz del progreso al que aspira la nación cubana y hacia ella vamos aunque tengamos que atravesar los mayores desafíos del imperio.

Las montañas están llenas de proezas cotidianas, en las que la naturaleza atestigua e impone retos a los galenos, quienes se trasladan a pie o caballo para llegar hasta sus pacientes;  los arrieros además de cargar el café que nutre la vida en el lomerío  llevan el pan hasta la bodega más lejana.

Historias cotidianas que se acumulan y convierten en dignas anécdotas de esos hombres y mujeres, a los cuales la Revolución cubana tiene entre sus prioridades, para dejar atrás el oscuro pasado de analfabetismo, olvido, injusticia social e insalubridad.

Tan es así que en treinta y seis años  de quehacer en el Plan Turquino, las transformaciones llegan y se palpan con cero en la mortalidad materna infantil, se trabaja en el rescate de la  producción sostenible de importantes rubros explotables, como  el café del que  las montañas siempre han sido gran generadora.

Ser ciudad para el plan turquino , sería como arrancarle su esencia, su raíz, pero ser un lugar donde prime las bondades que le pertenece a quienes lo pueblan eso solo tiene una palabra  compromiso.

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