Trump asedia Los Angeles, revuelta en San Francisco

Violencia en California. La calma llegó este lunes a Los Angeles después de la tormenta, tras tres días de protestas y feroces enfrentamientos en el centro de la ciudad entre la policía y manifestantes con banderas de México y otros países centroamericanos por las redadas antimigrantes del gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump.
Hasta el momento, el balance es de 150 personas arrestadas, un par de reporteros alcanzados por balas de goma, varias tiendas saqueadas, varios autos quemados, entre ellos cuatro taxis conducidos de modo autónomo.
Con escenas de guerrilla urbana en la ciudad que albergará los Juegos Olímpicos de 2028: por un lado, los oficiales, incluso a caballo, con gases lacrimógenos, porras y balas no letales; por el otro, la multitud parcialmente enmascarada lanzando piedras, botellas, algunos cócteles molotov e incluso una motocicleta contra un cordón policial.
Pero la tormenta amenaza con estallar pronto, extendiéndose no solo a otras ciudades californianas, desde San Francisco (60 arrestos) hasta la capital Sacramento (marcha en el Capitolio), sino también a otras metrópolis estadounidenses, con el riesgo de encender todo el país.
Tal como sucedió después del asesinato de George Floyd por parte de la policía, cuando Trump intentó en vano usar la Ley de Insurrección.
La polémica decisión del comandante en jefe de desplegar 2.000 hombres de la Guardia Nacional para poner a prueba una vez más los límites de los poderes presidenciales calentó el ambiente.
Y aprovechando la oportunidad de un enfrentamiento en un estado azul con el gobernador Gavin Newsom, un líder que aspira a la Casa Blanca, sobre uno de los temas clave de su agenda: la lucha contra la inmigración ilegal.
Entre los dos hay una batalla no solo política sino también legal: Newsom anunció la intención de demandar al presidente y sus «actos de dictador», definiendo el movimiento ilegal, inmoral e inconstitucional, así como un peligroso precedente aplicable en otros estados de Estados Unidos.
En cambio, Trump defendió a través de su cuenta de la red social Truth su «gran decisión», afirmando que salvó a Los Angeles de la «aniquilación total» y acusando tanto al «incompetente» Newsom como a la alcaldesa demócrata de Los Angeles, Karen Bass, de haber definido las protestas como «pacíficas» y la intervención de la Guardia Nacional como innecesaria.
Atacó a los manifestantes como «agitadores profesionales, insurrectos», exigiendo el arresto de todos aquellos con mascarillas y evocando también el arresto del propio Newsom por su falta de cooperación.
El magnate no ha invocado por ahora, aunque no lo ha excluido, la Ley de Insurrección, una normativa de 1807 que permite al presidente emplear el ejército para reprimir disturbios internos o hacer cumplir las leyes federales dentro de un estado cuando las autoridades estatales no pueden o no quieren hacerlo.
Donald prefirió usar una ley federal similar que permite al presidente «federalizar» las tropas de la Guardia Nacional en tres circunstancias: invasión o amenaza de invasión; rebelión o peligro de rebelión contra la autoridad del gobierno estadounidense; o cuando el presidente no es capaz de «hacer cumplir las leyes de Estados Unidos» con las fuerzas regulares.
Pero la ley también establece que las órdenes para tales fines «deben ser emitidas a través de los gobernadores de los Estados».
La Ley de Insurrección y las leyes relacionadas se utilizaron durante la era de los derechos civiles para proteger a activistas y estudiantes que desegregaban las escuelas.
Dwight Eisenhower envió la 101/a división aerotransportada a Little Rock, Arkansas, para proteger a los estudiantes negros que asistían a la Central High School, después de que el gobernador del estado activara la Guardia Nacional para impedir su entrada.
George H. W. Bush usó la Ley de Insurrección para responder a los disturbios de Los Angeles en 1992, después de que agentes de policía blancos fueran absueltos mientras golpeaban al conductor negro Rodney King.
Las tropas de la Guardia Nacional fueron desplegadas para diversas emergencias, entre ellas la pandemia de Covid, huracanes y otros desastres naturales, siempre de acuerdo con los gobernadores.
La ONU también pidió que no se «militarice» las protestas e hizo un llamamiento a las autoridades locales, estatales y federales para que se produzca una desescalada, mientras que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, pidió a las autoridades estadounidenses que traten a los migrantes «con respeto por la dignidad humana».
En tanto, la batalla contra los ilegales continúa en la frontera con México, donde las tropas de Estados Unidos realizaron las primeras detenciones en las nuevas áreas militares a lo largo de 418 km de frontera entre Nuevo México y Texas, declaradas extensiones de las bases estadounidenses por el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, quien ya advirtió que también hay 500 Marines listos para Los Angeles.