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Arroz: un grano demuestra lo mucho que pueden avanzar en el área económica Cuba y Vietnam

Los resultados de la producción de arroz que se están logrando en Los Palacios, Pinar del Río, con la colaboración del hermano pueblo vietnamita han captado la atención de la población en torno a las relaciones económicas bilaterales. Entrevista con Telce Abdel González Morera, viceministro de la Agricultura.

Aunque Vietnam es el país asiático con mayor inversión extranjera en Cuba y uno de sus principales socios comerciales, los resultados de la producción de arroz que van obteniéndose en Los Palacios, Pinar del Río, con la colaboración del hermano país, han captado la atención general de la población en torno a las relaciones económicas bilaterales.

A partir de los consensos alcanzados entre el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez —quien concreta ahora su segunda estancia oficial en el entrañable país indochino—, y el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, To Lam —quien visitó la Mayor de las Antillas hace un año—, las robustas relaciones de amistad y solidaridad entre ambos partidos, gobiernos y pueblos siguen fortaleciéndose.

El Doctor en Ciencias Telce Abdel González Morera, uno de los científicos cubanos especializados en los cultivos de granos más reconocidos internacionalmente, y desde hace unos meses viceministro de la Agricultura para la Ciencia, la Inversión, la Colaboración Extranjera y el Comercio Exterior, entre otras responsabilidades, conversó con el grupo de Prensa de la Presidencia de la República sobre los antecedentes y el presente de la producción de arroz con la cooperación vietnamita.

Las limitaciones con la producción, abastecimiento y disponibilidad de alimentos, como el arroz, plato básico de la dieta cubana, están entre las principales preocupaciones de la población, pero el desarrollo de un programa arrocero con participación vietnamita ha generado nuevas esperanzas sobre la capacidad que tiene el país para autoabastecerse de este cereal.

Para el Dr. C. González Morera, sin embargo, el momento en el que se encuentra la cooperación cubano-vietnamita en la agricultura, no puede verse como un hecho aislado.

«Primero que todo —explica—, entre Cuba y Vietnam hay lazos históricos muy fuertes, construidos por Fidel y Ho Chi Minh, quienes a pesar de que no se conocieron personalmente, lograron construir plataformas ideológicas lo suficientemente sólidas como para que hayan logrado romper las barreras del tiempo y las barreras generacionales.

«He ido al mausoleo de Ho Chi Minh en Hanói y me he encontrado con niños de primaria visitándolo. Ellos hablan muy bien el inglés, y tú hablas inglés con ellos, pero les dices que eres cubano, y saltan de alegría, y te dicen Fidel, Fidel, Fidel.

«Es una cosa bien interesante cómo, desde hace tanto tiempo, dos hombres tan grandes como Fidel y Ho Chi Minh lograron, con esa gran visión de futuro que tenían, construir algo con la solidez de que, décadas después, los niños lo siguen sintiendo, más allá de que se lo enseñen en la escuela o no.

«Es como que entre Cuba y Vietnam se ha creado un espíritu que trasciende todas las barreras. Algún día la historia tendrá que reconocer eso, porque son pocos los países que han logrado construir esa solidez en la constitución ideológica del país, de forma tal que permanece ahí, inmóvil, no se rompe; al contrario, crece a pesar de que geográficamente estamos tan distantes, de que tenemos culturas tan diferentes.

«Y creo que eso tiene que ver con lo luchadores que somos los vietnamitas y los cubanos, con la fuerza, con la voluntad; con que no somos incoherentes; con que no hacemos concesiones políticas de ningún tipo».

—En lo económico, el arroz parece ser hoy el producto líder de la cooperación bilateral. En esto hay una larga colaboración, pero no se había escuchado que antes se alcanzaran resultados como los que se están logrando en Los Palacios. ¿Por qué ahora sí y antes no?

«En el caso específico del arroz, a finales de los años 90 se comienzan a generar acciones de cooperación entre el sector académico de la agricultura de ambos países, cuando Vietnam construía su Academia de Ciencias Agrícolas, una institución sólida que agrupa varios institutos de investigación.

«Entonces comenzó a gestarse una primera etapa de un proyecto que oficialmente inició en 2002 y terminó en 2004. Era muy pequeño, consistía en el envío de especialistas, muchos de los cuales habían estudiado agronomía en Cuba. Regresaban después de haber estudiado en la universidad y comenzaron a introducir algunas de las tecnologías que para ellos habían dado buenos resultados en las condiciones de su agricultura.

«Empezó a construirse un lazo muy sólido entre nuestras instituciones de ciencias. Comenzamos con acciones de mejoramiento conjunto, transferencias de tecnología y otras. El proyecto terminó con muy buenos resultados. Era de alcance pequeño, pero lo suficientemente sólido como para permitir que nuevamente ambos partidos y gobiernos decidieran construir una segunda etapa, que se desarrolló de 2005 a 2007.

«Así llegamos a una tercera etapa, de 2008 a 2011. Una vez terminada esta, en la que se habían recorrido varios años con la presencia de expertos vietnamitas, con la transferencia de algunas tecnologías y la construcción de algunas cosas de conjunto, se decide ampliar la cooperación en una cuarta etapa.

«Esta se ejecutó de 2010 a 2015, con alcances mucho mayores para la producción arrocera en el país, incluso en cuanto a inversiones y financiamiento, que triplicaron prácticamente lo que se había ejecutado durante los proyectos anteriores.

«Esta etapa se convirtió en una fuente financiera para el programa arrocero que Cuba comenzó a desarrollar en aquel momento. Hubo un aporte muy significativo en cuanto a tractores, cosechadoras y otros equipos para trabajar la tierra, y también en la industria, en la producción de semillas y en otros eslabones.

«En 2012, por ejemplo, el país tenía un rendimiento medio de apenas unas dos toneladas por hectárea y en 2018, gracias al gran esfuerzo que hizo Cuba, porque también se hicieron inversiones muy importantes por nuestra parte, pero también por la cooperación de Vietnam, que nos acompañó en todo este esfuerzo, se logró duplicar el rendimiento, se llegó a 4,24 toneladas por hectárea.

«Y no solamente se duplicó el rendimiento, se lograron índices de eficiencia muy importantes; se disminuyó el consumo de agua por hectárea y había productores que, a pesar de que el país tenía un rendimiento de 4,2 toneladas por hectárea, lograban ocho, nueve y hasta diez toneladas por hectárea.

«Empresas importantes como la de Sancti Spíritus lograron en la campaña de frío 2017-18 seis toneladas por hectárea, y como media en el año, cinco toneladas por hectárea. Y la granmense Fernando Echenique incrementó su rendimiento de manera significativa.

«Esto no puede mencionarse sin tener en cuenta el gran aporte de esa cooperación vietnamita que comenzó desde principios de los años 2000 e incluyó la producción de semillas, la obtención de nuevas variedades, el sistema de extensionismo que permitió acompañar al productor en todo el proceso productivo, entre otros resultados.

«Terminando esta cuarta etapa, se decide que era necesario un proyecto más, y se aprueba la quinta etapa de esta cooperación. Inicialmente se previó desarrollarla de 2019 a 2023, pero por los efectos de la pandemia de COVID-19 hubo que prorrogarla hasta 2025; o sea, el proyecto concluye oficialmente este año.

«Resumiendo, de 2002 a 2025 se desarrollaron cinco proyectos de cooperación para la producción de arroz con Vietnam que han construido una plataforma de cooperación muy sólida, en la que hay un vínculo muy estrecho entre el sector académico cubano y el sector académico vietnamita: entre los Ministerios de Agricultura de Cuba y de Vietnam; entre productores; entre empresas de semillas…

«Hay varias tecnologías cubanas para el cultivo del arroz que se han mejorado con el aporte vietnamita; hay varias variedades cubanas que se han mejorado con el aporte vietnamita; y hay un grupo de variedades vietnamitas que se han introducido y se están liberando como nuevas variedades».

—Hoy, sin embargo, hay una diferencia con lo que se hizo antes: la inversión extranjera vietnamita directa en la producción de arroz.

—En ese escenario que les comenté, en el que hay una capacidad y un hábito construido de vínculos, se produce la visita del Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, el compañero To Lam, en septiembre de 2024. Entonces se firmó entre ambos ministerios de la Agricultura un plan de cooperación con el objetivo de fomentar que empresas vietnamitas inviertan en Cuba.

«En él se establecen tres modelos de inversión. Uno en la modalidad de empresa cien por ciento extranjera que implica entregar tierras en usufructo; otro que persigue la producción mixta según las diferentes variantes de nuestra Ley de Inversión Extranjera, como el contrato de asociación económica internacional; y un tercer modelo que no es más que un contrato comercial a través del cual las empresas vietnamitas puedan comercializar insumos en divisas para los productores cubanos.

«A partir de ahí, una empresa vietnamita que ya estaba en Cuba como usuario de la Zona Especial de Desarrollo Mariel solicitó mil hectáreas de tierras en usufructo en la granja Cubanacán de la empresa Agroindustrial de Granos Los Palacios, para comenzar a desarrollar un proyecto bajo la modalidad Uno».

— ¿Qué cualidad nueva agrega la modalidad de inversión extranjera?

—En este escenario en el que ya habíamos desarrollado cinco proyectos de colaboración, concretar un proyecto de inversión extranjera permite que esa plataforma de cooperación sea más sólida. « ¿Por qué?

«Porque con los problemas que ha atravesado el país después de 2018 (como la pandemia; los efectos post-pandémicos; el bloqueo, que cada día es más fuerte, que aprieta más las tuercas y ha tenido un impacto muy dañino en la agricultura), tener un mecanismo para acceder a divisas y disponer de insumos que inevitablemente son de importación, permite poner en función de la producción lo que esta requiere.

«Con este modelo de cooperación, de inversión extranjera vietnamita, se va logrando tener los insumos que faltaban, una semilla de muy alta calidad, en este caso un híbrido vietnamita, el paquete tecnológico con los requerimientos de fertilización y protección fitosanitaria que requiere el cultivo y demás.

«Es decir, a esa tecnología, a ese conocimiento construido entre Cuba y Vietnam, ahora podemos ponerle todas las condiciones favorables para que se exprese un buen resultado. Como consecuencia —y lo esperábamos—, previmos un rendimiento de siete toneladas por hectárea, y se han obtenido como media 7,2 toneladas por hectárea. Y estoy seguro de que el próximo año, cuando las tecnologías estén más consolidadas, los resultados serán mayores.

«Esto ha sido favorable en otros sentidos, porque a partir de que este proyecto ya está dando buenos resultados, otras empresas vietnamitas están en proceso de constituir negocios.

«Un ejemplo está en la provincia de Granma, en la Empresa Agroindustrial de Grano Fernando Echenique. Así, en el municipio de Yara comenzará, también por la modalidad Uno, una inversión inicial en unas 366 hectáreas que luego se extenderá a otros miles de hectáreas con los modelos mixto y de comercialización.

«Granma es una provincia con gran potencial arrocero; la que más áreas tiene en el país hoy para desarrollar este cultivo; tiene un suelo con una calidad excepcional para el arroz, agua de muy buena calidad, muy buenas condiciones climáticas y productores que dominan la producción de arroz y han tenido resultados muy buenos.

«Hay, además, otra empresa vietnamita que ha planteado intenciones de desarrollar un proyecto de arroz en la provincia de Artemisa».

— ¿Cómo se ve reflejado hoy, tanto en el balance nacional como en la mesa del cubano, estos rendimientos que ya va teniendo la producción arrocera en el caso de Los Palacios? ¿A dónde está yendo esa producción?

—Este proyecto ahora es de mil hectáreas, por lo tanto, tiene un alcance pequeño aún. Mil hectáreas, con rendimientos de siete toneladas de arroz cáscara húmedo por hectárea, son poco más de 3 000 toneladas de arroz consumo, y ya se han comercializado las primeras 1 100 toneladas.

«Se vendieron al Ministerio de Comercio Interior (Mincin) y se está pagando a la empresa vietnamita a los precios que acordamos, que son muy competitivos, que cubren los costos de producción y le dejan utilidades, pero son precios por debajo de los precios del arroz que estamos importando.

«Ya ese arroz se distribuyó por la canasta básica normada en la provincia de Pinar del Río y una parte en la provincia de Artemisa. Esto ha funcionado muy bien. En lo que queda de agosto y quizá principios de septiembre, debemos entregar mil toneladas más. Esperamos que este año pasemos de las 3 000 toneladas con este proyecto.

«En 2026, por supuesto, será un número más alto de toneladas. Estimamos que el próximo año debemos llegar a unas 10 000 toneladas de arroz consumo con este proyecto, y se abriría también el negocio en Granma, que también debe tener una contribución.

«Como política, como objetivo, estamos proponiendo que el mayor porcentaje de estas producciones se destine al Mincin, para que ese arroz sea distribuido a través de la canasta básica, teniendo en cuenta que estamos logrando costos de producción y precios de venta competitivos, y sin los costos, además, por flete, puertos e incluso, en algunos casos, hasta de transportación por provincia».

— ¿Hacia qué otras áreas de la agricultura podría abrirse esta cooperación?

—Vietnam también ha desarrollado proyectos de cooperación con Cuba para la producción de maíz y de soya; hoy tiene uno para la producción de maíz, y en algún momento tuvimos otro para la producción de café, que también dio muy buenos resultados y aspiramos a que en algún momento pueda retomarse.

«Este último proyecto perseguía, fundamentalmente, introducir mezclas clonales o clones de café robusta —en el que los vietnamitas tienen muy buenos resultados— y tecnologías para la producción de este tipo de café, que será muy necesario, porque nos permitiría desarrollarlo en las condiciones de premontaña y en llano y su tecnificación, que reduce el costo de mano de obra».

— ¿Qué otros proyectos buscaría impulsar el Ministerio de Agricultura de Cuba con sus pares vietnamitas?

—Estamos trabajando proyectos muy interesantes con LABIOFAM, que tiene una relación de años con Vietnam. Existen herramientas firmadas con empresas de ese país que pueden permitir construir nuevas modalidades de negocios para el desarrollo de algunas tecnologías en materia de vacunas veterinarias, productos dermatológicos y algunos otros, como suplementos nutritivos.

«Tenemos muchas expectativas con estos proyectos, y esperamos que a partir de que el Buró Político del Partido Comunista de Vietnam aprobó impulsar el desarrollo de la biotecnología en su país, eso sea un marco propicio para que estos proyectos puedan acelerar su implementación y tener mejores resultados.

«También continuamos promocionando proyectos de inversión extranjera para otros sectores dentro de la agricultura, como la producción de huevos, de carne de cerdo, de café, de cacao, de frutas, de vegetales, entre otros rubros.

«Cuba aprobó un paquete de incentivos para los inversionistas vietnamitas bien motivador. Pero lo más importante es que nuestro país siempre está dispuesto a analizar cualquier otra medida que sea necesaria tomar para garantizar un entorno favorable a los inversionistas, en especial los de un país amigo como Vietnam».

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