Manos amigas para Siria y Türkiye, con más de 4 mil fallecidos por terremoto
A más de cuatro mil ascendió hoy martes el número de muertos por el terremoto en Siria y Türkiye y en medio de las labores de salvamento, la mano amiga resulta crucial para acompañar el dolor.
Pasado el pánico de sentir varios movimientos telúricos y a pocos kilómetros de distancia, las imágenes llegadas a la oficina de Prensa Latina en esta capital constatan el desafío de las operaciones de rescate y la necesidad de la solidaridad multilateral.
Los videos aéreos, los primeros planos y las secuencias de las tomas audiovisuales reflejan el desespero y la enorme destrucción; mientras, dos pueblos buscan esperanza con gritos de auxilio.
Después de 11 años de guerra, el dolor vuelve a silenciar a la nación siria, su gobierno redobla esfuerzos para enfrentar este desastre, a la luz de las sanciones y el bloqueo que persigue la vida cotidiana y hasta la posibilidad de apoyo.
El terremoto destruyó decenas de edificios en la región norte de Siria y en varias zonas controladas por el Estado en Alepo, Hama y Latakia, así como en las otras que aún están fuera de su mando en Idleb.
Las calles, jardines, iglesias y mezquitas son el destino de los habitantes que salieron huyendo a las réplicas; en tanto, el estado sirio movilizó sus capacidades, el ejército entró en la línea del socorro y a continuación lo hicieron las demás instituciones públicas y privadas.
En las últimas horas, equipos de salvamento de Líbano, aviones con material de socorro de Irán, Iraq, Rusia, Emiratos Árabes Unidos e India llegaron a territorio de Siria en respuesta a la solicitud de ayuda.
Menos de un minuto fue suficiente para convertir varios estados turcos en áreas de desastre, la escena es la misma, miles de víctimas y desaparecidos en localidades de Kahramanmaras, Gaziantep, Hatay, Adana, Malatya, Diyar Bakr, Shanli Urfa, Osmaniye y otros .
Debido a alertas de especialistas e investigadores, siempre el temor por movimientos telúricos acechó a los turcos, las previsiones arquitectónicas hechas al interior de las instituciones no fueron suficientes y la madrugada de este 6 de febrero volvió realidad la peor de las tragedias.
Edificios en ruinas, ambulancias de un lado a otro y el olor a muerte flota por todos lados. Son momentos de terror vividos por los turcos, mientras, llega la primera contribución internacional.
La esperanza de hallar sobrevivientes no se desvanece, los equipos de rescate continúan las labores bajo los escombros y en medio del crudo frío invernal.
Considerado el más fuerte en décadas, este terremoto de magnitud 7,8 devastó el sur de Türkiye, zonas del norte de Siria y el Medio Oriente vive días de luto.