La tragedia Siria y otro No de Estados Unidos

Sería irónico y contraproducente ayudar a Siria, pues su Gobierno «ha brutalizado a la población», expresó el martes Ned Price, vocero del Departamento de Estado del Gobierno de Joe Biden, como justificación para no brindar asistencia humanitaria a la nación árabe, luego del terremoto que afectó a parte de los territorios de Türkiye y de Siria, que ha provocado la muerte de más de 11 000 personas.

Así actúan los gobiernos estadounidenses. Los mismos que sostienen e incrementan una política de sanciones contra ese país árabe, donde las fuerzas armadas del Pentágono, además de mantener ocupada militarmente una parte de su territorio, se apropian ilegalmente del petróleo y, a la vez, brindan apoyo a los grupos terroristas que actúan contra esa nación, desde hace más de una década.

El No estadounidense se produjo cuando ya la cifra de fallecidos por el sismo en Siria superaba la cifra de mil, especialmente en las gobernaciones de Alepo, Latakia, Hama y Tartús, de acuerdo con reportes de la agencia Sana. Sin embargo, la cínica postura, atravesada por la fría crueldad de un sistema con base en el descarte humano, ya no sorprende. Los cubanos, vecinos de Estados Unidos, tenemos muy fresco en la memoria cómo negaron rotundamente vendernos oxígeno medicinal, cuando en el pico de la COVID-19 la principal planta productora de la Isla se averió. Fue insuficiente el suministro, y pacientes que lo requerían murieron.

Muy contraria a la posición del Gobierno estadounidense, de Rusia –hoy demonizada internacionalmente, con la Casa Blanca al frente de la campaña–, la misma que en decenas de vuelos transoceánicos envió cargamentos del oxígeno y otros insumos médicos que nos negaron los del Norte, inmediatamente que se conoció la noticia del terrible terremoto su presidente, Vladímir Putin, habló telefónicamente con los mandatarios de ambos países y les expresó la decisión de Moscú de brindar ayuda de emergencia, tanto en tareas de rescate y salvamento como en otras más urgentes.

Mientras, desde América Latina, han sido enviados grupos de socorro desde El Salvador, así como rescatistas y otros equipos de la Secretaría de Defensa y la Cruz Roja de México, y ayuda humanitaria de Argentina, entre otros aportes solidarios.

La República Islámica de Irán, también víctima de las sanciones estadounidenses y de la Unión Europea, ha instalado casas de campaña y ha distribuido alimentos, ropas de invierno, equipos de calefacción y otros a los afectados por el violento sismo del lunes en la ciudad de Alepo, en el norte de Siria.

Vale recordar que en 2019 el presidente de EE. UU., Donald Trump, firmó la Ley del César, que otorga a la administración estadounidense el derecho a imponer medidas restrictivas contra organizaciones y personas que proporcionen ayuda a Siria. La restricción incluye el suministro de medicamentos, ayuda humanitaria, equipos de búsqueda y rescate, e incluso la descarga de aviones en territorio sirio.

El irracional dictamen, rubricado por Trump, ahora, en medio del devastador terremoto, sigue vigente y es aplicado con toda severidad por la administración demócrata de Joe Biden.

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