El bien que se puede hacer
Nada reconforta más que el agradecimiento del prójimo cuando se tiene para con él un gesto amable. Y no es solo para quien facilita la solución sino también para quien ve resuelta su dificultad con algo tan sencillo como “dar o recibir botella”.
El tema del transporte es uno de los que se mantiene en la palestra. Moverse para ir al trabajo, la escuela, un hospital o a realizar una gestión cualquiera es un asunto serio, máxime cuando las limitaciones de combustible, equipos, partes y piezas están a la orden del día; sin embargo, la solución es sencilla y está a la mano.
No es un tema nuevo, pero lo traigo a colación porque todavía se reiteran las quejas de los ciudadanos: “Pasan de largo y no paran”, “Se creen que los carros son propios”, “¿Por qué las guaguas de algunas entidades teniendo capacidades no paran para recoger; si también somos trabajadores?”: esas son algunas de las interrogantes de quienes –día a día– sortean la travesía de ida y vuelta.
La ubicación de inspectores populares del transporte (amarillos), los llamados azules y hasta los pertenecientes a la Unidad Estatal de Tráfico (UET), conocidos como verdes, se han desplegado en varios puntos de la ciudad y la situación se torna llevadera, mas no es secreto que cuando no están la cosa cambia y no siempre los ciudadanos llevamos las de ganar.
¿Será tan complicado ser empático y ponerse en el lugar de los otros? ¿Estarán ajenos los directivos de las empresas y otras entidades con transporte obrero a la problemática actual; ¿desconocerán, acaso, el comportamiento de sus choferes en la vía? No lo creo; como tampoco considero que medidas como retirar licencias, sancionar conductores, hacer análisis con directivos u otras sean la solución a un fenómeno que se empeña en acompañarnos.
Tan sencillo como ser solidarios y pensar en el bien que se puede hacer: una persona que se trasladede esa manera, es una menos que pasa trabajo y se agobia. Tal vez no llegue hasta su destino final, pero puede acortar la distancia. Siempre será gratificante escuchar: “gracias”, “tengan buen día” y otra suerte de deseos positivos.
Pensemos: hoy podemos tener asegurado un transporte; pero mañana- por esas cosas que tiene la vida- podemos estar “pidiendo botella”. Entonces, no pierda la oportunidad de experimentar el bien que se puede hacer.