Carencias y traspiés en el “País de los Sueños”

Quizás muchos de ustedes conozcan la historia de aquel puertorriqueño que abandonó a su país y llegó a Nueva York, donde se encontró en un estado tan lamentable -sin trabajo y sin techo, pero con hambre-que le escribió a Dios para que le ayudara a regresar a su terruño. Los jóvenes del Correo leyeron la carta y, conmovidos, le enviaron dinero y así pudo regresar a su amado Borinquen.

La anécdota tiene visos de ser verdadera en algunos aspectos, pero sirve para señalar como la desinformación puede llevar a las personas a realizar actos de los que luego se arrepienten.

En esta situación se encuentran los miles de personas sin hogar, además de muchos drogadictos, que fueron eliminados de la calle de San Francisco en ocasión de una reunión internacional a la que asisten los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Joe Biden, respectivamente.

Así se hallan miles de migrantes que han llegado a Estados Unidos para mejorar su vida en ese “País de los Sueños” que solo es realidad para los muchos menos que tienen mucho más.

Aunque las cifras oficiales siempre recortan resultados que le son adversos, se sabe que entre los que llegan a Estados Unidos y quienes residen allí hay más de un millón que se encuentran sin hogar, pernoctando en las calles de cualquier ciudad, aunque las cifras oficiales reconocen mucho menos de 600 000, admitiendo que suben por cuarto año consecutivo hasta el 2022 y seguirá en ese aspecto en este año.

El incremento del 2,2%, que equivale a 12 751 desamparados más respecto al año anterior, abarca un aumento del 7% entre quienes permanecen al aire libre, lo que eclipsa “con creces la modesta disminución (0 6%) de las personas que se quedaron en lugares protegidos”.

Del total de 580 466 de personas sin vivienda, las minorías raciales continúan siendo las más afectadas entre los desamparados, con los afroamericanos en el primer lugar, al constituir el 39% del total, a pesar de que suponen el 12% de la población estadounidense. Respecto al informe del año anterior la cifra supone una subida de 9 puntos porcentuales.

En segundo puesto figuran los latinos, que constituyen el 23% entre los “sin techo”, mientras que representan el 16% de la población en general, según las estadísticas oficiales. El porcentaje de latinos “sin techo” reflejan un aumento del 5% respecto al informe del año anterior.

Además, el número de hispanos sin refugio aumentó un 10% entre 2019 y 2020.

El reporte muestra que por primera vez desde que se inició esta contabilidad (año 2007) subió el número de familias desamparadas con niños, que constituyen algo menos de 172 000. 

En un video que acompaña la publicación del reporte, la funcionaria Marcia Fudre calificó las cifras de “devastadoras” y dijo que la nación tiene la “responsabilidad moral de acabar con la falta de vivienda”.

¿RESPONSABILIDAD MORAL?

Y aunque se menciona generalmente a los Ángeles, lo cierto es que es en Nueva York donde se rompe la cifra récord de personas sin hogar, de tal manera que el alcalde ha puesto avisos de que se les dé alojamiento en albergues ante cualquier caso de clima adverso.

O sea, estos pobres enfrentan extremo calor o extremo frio, mientras los ricos continúan construyendo edificios de lujo como inversión y con aire acondicionado o calefacción sin tener a nadie que lo agradezca.

Esto ocurre en el país que alguien ha soñado alguna que otra vez, donde además de la abundancia de personas que no tienen techo, también se nutre de la ignorancia y tolera la miseria, algo que, con otras cuestiones deleznables, son permisivas en el Imperio y ofrecen amplio terreno para otros comentarios.

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