La leyenda interminable del Madrid

¡Qué duro es ser antimadridista! Ahora mismo, de los millones de cosas menos importantes de esta vida, esa debe ser de las más difíciles de sobrellevar.

El Real Madrid volvió a firmar otra jornada histórica en su rica historia en la Liga de Campeones de Europa y sus detractores solo pueden aferrarse a que el árbitro pitó antes de tiempo un posible fuera de juego sin dejar terminar la jugada.

Se quejó ante la prensa el central neerlandes Matthijs de Ligt y luego el preparador Thomas Tuchel, y salieron con el cuchillo en la boca las hordas de antimadrileños.

Lástima que lo diga De Ligt, que sabe muy bien cómo ganarle en buena lid al Madrid en su estadio, como hizo en 2019 con el Ajax, y Tuchel, que también lo hizo con el Chelsea en 2021 y luego fue a darle un abrazo al presidente Florentino Pérez que bien pareció una súplica para que lo contrate en el futuro.

Qué más da si no sabemos si la acción terminaría en gol, lo más probable es que la hubieran anulado de todas formas, o si en la prórroga igual ganaban los merengues, mucho más enteros física y sicológicamente que sus rivales del Bayern de Munich germano.

Aquí lo que vale es ponerle peros a otra remontada de los blancos, que luego de haber dominado el partido se vieron en desventaja y tuvieron que apelar a la épica una vez más. Tal parece que es en la situación donde más cómoda se siente esta plantilla, que ya ganó una Champions a golpe de remontadas y no se cansa de seguir sumando seguidores, noche mágica tras noche mágica.

De nuevo el técnico italiano Carlo Ancelotti leyó el partido a la perfección, y mientras su rival se encerraba atrás como mismo hizo él ante el City, sustituyó al celebro del equipo, el teutón Toni Kroos, por el croata Luka Modric, y puso toda la carne en el asador, incluyendo al delantero que más bromas provocó a inicios de temporada, Joselu Mato, que llegaba para ocupar el lugar dejado nada menos que por el francés Karim Benzema.

Hasta ese momento crucial en que ambos entrenadores tomaron caminos diferentes era una noche de porteros, con el ucraniano Andry Lunin brillando para los españoles y Manuel Neuer para los alemanes. Balones a los postes, fallos notorios y paradas monumentales hacían pensar que el Madrid podría vivir el mismo calvario del París Saint Germain ante el Borussia Dortmund. Pero no es el PSG, es el Madrid, y casi siempre se lleva el premio por luchar hasta el final, como está grabado en sangre en su escudo.

El vilipendiado Joselu se marchó como héroe al cazar un par de balones en la boca del arco, el primero tras un error garrafal de Neuer. Un arquero tan experimentado pifió en el peor momento posible, cuando ya olía a sorpresa en el monumental Santiago Bernabéu, y eso solo puede explicarse por el pánico que produce la Bestia blanca cuando va con todo aupada por su afición.

Un premio merecido también para el atacante de la cantera, que fue como aficionado a París a disfrutar de la 14 mientras su carrera palidecía dando tumbos por medio mundo, y ahora pone al equipo de sus amores a las puertas de la 15.

No sé si ganará en definitiva el venidero 1 de junio en el mismísimo Wembley, pero sí sé que se le seguirán buscando manchas al sol, pase lo que pase. ¡Qué pena!

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