Las «D» uruguayas: Derecha, desigualdad, drogas…
Ya no son los tiempos de cuando la llamaban la Suiza de América o cuando la desigualdad estaba virtualmente desaparecida en la gobernanza de José “Pepe” Mujica, sino el del enquistamiento de una derecha que ha inculcado los males de la peor versión del capitalismo, el neoliberalismo, en que está sumido el pueblo uruguayo.
Males agravados por la guerra entre las bandas que disputan parte de las riquezas del país, una cuestión que se dice fue causada por la entrada de elementos procedentes de Colombia y Venezuela, donde se trata de hacer menos asequible el sucio negocio.
Pero lo real es que tal guerra excede a las casi diarias protestas populares contra el alto costo de la vida, los bajos salarios y el desempleo.
El corresponsal de Prensa Latina en Montevideo, Orlando Oramas León, relata que “cada vez mayores decomisos, detenciones, pero también homicidios, marcan la guerra en Uruguay contra el narcotráfico, cuyas bandas se disputan el mercado nacional y miran a otros horizontes”, como cuando fue apresado el mes pasado un barco que llevaba un cargamento de cocaína, con posible destino al archipiélago español de Canarias; y en este noviembre media tonelada de droga corrió igual suerte en el departamento de Tacuarembó, al parecer procedente de Brasil.
A pesar de la publicitada persecución policial, detenciones y decomisos, ya esta nación está abandonando los índices de baja criminalidad que le eran característicos, para convertirse en una virtual sede del narcotráfico en la región.
Los homicidios aumentaron casi 40% este año en relación con el 2021, los decomisos de cocaína, pasta base de coca y marihuana, entre otras sustancias ilícitas, van en incremento y las organizaciones traficantes uruguayas se están sofisticando con la penetración en instituciones oficiales.
El gobierno trata de negar esto último, pero es difícil explicar como siguen operando 45 grupos delictivos implicados en una guerra violenta en busca de más territorios para operar, con ejecuciones y cuerpos incinerados y desmembrados.
NO ES DE AHORA…
La nueva ola neoliberal llegó con la entrada de un gobierno conservador que niega derechos laborales a los trabajadores y niega la propiedad de la tierra a sus legítimos dueños indígenas.
Entrega de las riquezas nacionales a las corporaciones es la grieta abierta no sólo en Uruguay. Los monopolios disputan el gobierno del mundo con los electorados, y es obvio que su apuesta máxima es neutralizar cualquier cosa que devenga del poder popular, y eso está muy presente en el Uruguay neoliberal de hoy.
Comenta el especialista Andrés Correa que durante los 15 años de gobierno del progresista Frente Amplio hubo importantes cambios distributivos del Producto Bruto Interno que genera el país, con un Estado presente que revitalizó las empresas públicas de telecomunicaciones, energía e hidrocarburos y cemento.
Pero la victoria electoral de hace dos años de una coalición multicolor conservadora inicio la destrucción de esas políticas e hizo regresar a un Estado ausente para las grandes mayorías, con concentración económica y exclusión social.
Recuerda el investigador Jorge Majfud que las corporaciones en Uruguay y en los países del Cono Sur utilizaron hace más de 40 años una alianza táctica con las fuerzas represivas del Estado para reprimir y desaparecer militantes, delegados y dirigentes sindicales y políticos, todo un plan sistemático de eliminar cualquier atisbo de poder popular, de incorporar valores distintos, de construir en conjunto, en comunidad.
En la actualidad se eliminan puestos de trabajo, programas sociales, se entorpece legalmente la actividad gremial, so pena de cárcel.
Será para Uruguay tiempos que, según un estribillo popular del 2020, “si le tocan un derecho a la gente / vamos a salir a la calle calientes.”