Nancy, un consejo popular y la riqueza patrimonial de Soledad

Nancy Robaina Monzón es una conocida cara de aquella época de oro que resultara el preuniversitario, una condiscípula inolvidable, porque desde entonces era una entusiasta mujer, cultora de las relaciones humanas. Continúa viviendo en su batey Soledad, el cual muchos conocen como la comunidad de Pepito Tey, nombre adquirido en 1959, de los tiempos de cuando el pitazo del central era un símbolo y el olor de la cachaza se colaba por la nariz de pobladores y visitantes.

Diputada durante dos mandatos al Parlamento, funge como presidenta del consejo popular ubicado en el poblado de marras, con 4 mil 800 habitantes, y que incluye, además, las comunidades de San Antón, Quesada, Lajitas, Loma Abreu y Lagunillas, asentamientos de la periferia del municipio cabecera, ubicados en la ruralidad.

«El consejo cuenta con una infraestructura que presta servicios: hogar de ancianos, casa de abuelos, un local para la asistencia médica de urgencias, cuatro consultorios del médico de la familia, tres escuelas primarias, un centro mixto de las enseñanzas media y superior, secundaria y preuniversitario, dos plantas de asfalto, una calera, entre otros…, y aunque no pertenece jurisdiccionalmente a nuestra demarcación, muchos de nuestros pobladores laboran en la Fábrica de Cemento», cuenta Robaina Monzón.

edro Lino Civardi y Miriam Galván, dos octogenarios abuelitos que se enamoraron en la casa de abuelos de Soledad del Muerto, otrora batey del Central Pepito Tey. 

La presidenta del consejo popular, licenciada en Historia, recuerda que el 17 de septiembre de 1884 el ingenio azucarero de la comarca cambia de dueño, y pasa a la compañía de Edwin Farnsworth Atkins, acaudalado industrial de Boston, en Estados Unidos de América, y a partir de entonces comienza la modernización del ingenio.

Allí está enclavado el Jardín Botánico, también fundado por Atkins, cuando comenzaba el siglo XX, en 1901, sitio que en su momento fuera unidad docente de la Universidad de Harvard y declarado Monumento Nacional en 1989; allí en Soledad permanecen en pie casas al estilo norteamericano, y una de ellas está clasificada como Monumento Histórico local. Y no es solo para vanagloriarse de los atributos de esta zona, jurisdicción del consejo popular de Gobierno, pero sí para tener en cuenta a la hora de generar empleos y ganancias, y que estas se retribuyan en los pobladores de esta zona rural periférica de Cienfuegos.

El jardín Botánico de Cienfuegos, enclavado en la demarcación, fue fundado cuando iniciaba el siglo XX, en 1901.

«Esta es una zona con algunas dificultades sociales, alejada del núcleo urbano, pero que genera servicios y bienes, donde vive gente laboriosa y humilde; todavía se puede hacer mucho más por mejorar la calidad de vida de los pobladores, y potencial tenemos», expresa la funcionaria de Gobierno.

«Una de las iniciativas locales fue la de montar una fábrica de bloques en un viejos almacén, y ahí está, produce y emplea a trabajadores de la zona, pertenece a la Empresa Integral Agropecuaria Cienfuegos. Su propósito al ubicarla resultó de un estudio socio-económico local. Así debemos continuar animando la actividad», abundó, durante un intercambio con candidatos a diputados a la Asamblea Nacional, quienes visitaron la zona.

La gente de Soledad sabe que no por gusto los acaudalados Juan Bautista Sarría y Edwin Farnsworth Atkins fijaron en Soledad sus negocios, como miembros de la sacarocracia de los siglos XIX y XX. La gente allí lleva en los genes ser trabajadora y esforzada, y batalla en lo cotidiano para encontrar la prosperidad y una mejor calidad de vida, aspectos en los cuales debe encararse el Gobierno local, y juntos, encontrar fuentes de trabajo, generar empleos y desarrollar la economía.

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