Filtraciones, la CIA y el 11 de septiembre
Aún no se sabe toda la historia ni toda la verdad acerca de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos. Las dudas son muchas.
¿Cómo el país más artillado del planeta no pudo intersectar los aviones que fueron estrellados contra las Torres Gemelas y el Pentágono? ¿Cómo se prepararon tales acciones sin que ningún servicio de inteligencia estadounidense se percatara? ¿Qué tiempo estuvieron en el aire las aeronaves sin que las detectaran?
Más adelante en el tiempo, otra pregunta aún sin explicación: ¿por qué, cuando Estados Unidos localizó a Osama bin Laden –no en Afganistán, como aseguraban sino en Pakistán–, en vez de apresarlo y juzgarlo, como haría cualquier país que respete las leyes, optaron por asesinarlo y desaparecer su cadáver tirándolo al mar, según dijeron? Nunca hubo evidencia de aquella muerte ni tampoco constancia gráfica de su lanzamiento al mar. ¿Por qué?
Las dudas, en fin, fueron creciendo luego, cuando apareció lo que todo hace indicar era la justificación que Washington buscaba: una despiadada guerra contra países como Afganistán, Irak, Libia y, la que ha llegado a nuestros días, contra Siria.
De las palabras del entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, salió lo que llamaría una «guerra total contra el terrorismo», con su añadido de que «terrorista era para las autoridades estadounidenses cualquier persona con facciones árabes», apresadas en lo que llamaron oscuros rincones del planeta, golpeadas salvajemente y llevadas a prisiones como la de Abu Ghraib, en Irak, o en Guantánamo, Cuba, en la ilegal base que tienen allí el Pentágono y la CIA.
Las torturas en ambos centros han constituido una de las más aberrantes acciones –mejor dicho, crímenes– contra seres humanos.
Agreguemos que la citada «cruzada contra el terrorismo», inventada por Bush, causó la muerte y mutilación de más de un millón de seres humanos en Irak, más de 100 000 en Afganistán, y otros miles en Libia y Siria.
El cinismo con que Estados Unidos ha actuado se ha puesto en evidencia por estos días de abril de 2023, cuando se han filtrado documentos elaborados por el fbi, en los que se sustenta que la CIA apoyó a los autores de los atentados terroristas, y se ofrece nombre y apellidos de dos de los responsables de aquellos actos, con una relación muy cercana con la Agencia.
Se describe que dos de los participantes del ataque a las Torres Gemelas podrían haber sido reclutados por la CIA mucho antes de que ayudaran a estrellar un par de aviones Boeing 767 contra el World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001.
Y hay más. El archivo filtrado contiene extensos testimonios de varios investigadores del fbi, quienes sostienen que el servicio de inteligencia estadounidense ha obstruido las investigaciones oficiales del notorio ataque terrorista, con el objetivo de ocultar sus conexiones con la organización Al-Qaeda.
Un agente del fbi explica que fueron abiertas distintas cuentas en bancos estadounidenses para los dos artífices, Nawaf al-Hazmi y Khalid al-Mihdhar, e incluso se les alquiló un apartamento en San Diego, con el presunto intermediario de la inteligencia saudita Omar Bayumi, quien organizó un sueldo fijo y el alojamiento para los dos hombres, inmediatamente después de su llegada a ee. uu.
Aún más aterrador es el hecho de que «el intento de reclutar a Nawaf al-Hazmi y Khalid al-Mihdhar fue una operación dirigida por la CIA», sostiene el representante del fbi.
De acuerdo con el agente, cuya identificación en los documentos consta como el código cs-23, señala que la CIA ha estado trabajando durante mucho tiempo para obstruir la investigación del fbi sobre el atentado terrorista de 2001.
