Principal fabricante de chips en China reporta pérdidas
La empresa Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), principal fabricante de chips en China, tuvo menos ingresos desde enero pasado aunque batalla por revertir el impacto de las sanciones de Estados Unidos, constataron hoy estadísticas oficiales.
Un reporte del sector detalló que la firma solo facturó más de mil 400 millones de dólares, un dato inferior a los mil 600 millones de dólares del último trimestre de 2022 y también a los mil 800 millones de dólares recaudados entre enero de marzo del año anterior.
También mencionó entre los factores del decrecimiento a la caída en las ventas de obleas y en las operaciones de sus plantas.
Se espera que en el segundo trimestre de 2023 SMIC remonte y aumente sus ganancias si logra masificar la producción y hacer más envíos al exterior.
Pero observadores muestran cautela sobre una gran recuperación porque persisten las incertidumbres derivadas de la ofensiva estadounidense contra la empresa.
SMIC es una de las casi 300 compañías del gigante asiático incluidas en una lista negra de Washington desde hace años, bajo el argumento de que tienen supuestos vínculos con el Ejército chino.
Esa medida obliga a los proveedores estadounidenses a obtener un permiso oficial antes de venderle productos a la firma.
Además, también sufre el impacto de las recientes restricciones adoptadas por Países Bajos y Japón, a las exportaciones vinculadas a la producción de semiconductores o chips.
Alemania también tiene en planes exigirle a corporaciones como Merck y BASF limitar los envíos de químicos a China para la referida industria.
Todas esas naciones siguen así los pasos de Estados Unidos, que en octubre pasado cortó el acceso de Beijing a maquinaria y semiconductores para supercomputadoras e inteligencia artificial, además de ajustar una norma que extiende la cobertura extraterritorial de los controles de exportación a ciertos artículos producidos en el extranjero.
Según argumentó la Casa Blanca, dichas decisiones restringirán la capacidad de China de obtener tecnología de punta para desarrollar supercomputadoras y fabricar chips avanzados para aplicaciones militares.