EEUU y el perro caliente cada 4 de julio

Aunque el perro caliente es una de las comidas populares en Estados Unidos desde finales del siglo XIX, su consumo adquiere hoy un carácter masivo por ser parte de la tradición del Día de la Independencia.

Más de 150 millones unidades del embutido podrían ingerirse aquí en esta jornada de festejo por los 247 años de Estados Unidos, según el Consejo Nacional de Hot Dogs y Salchichas.

Semejante cantidad es suficiente para conectar Washington, DC con Los Ángeles, en California, más de cinco veces, o sea, alrededor de 21 mil kilómetros.

La distancia entre la capital estadounidense y esa ciudad californiana es de unos cuatro mil 200 kilómetros.

Referencias históricas dan cuenta de que el alimento comenzó a extenderse en la década de 1860 en Nueva York después que un inmigrante alemán los vendió utilizando un carrito de mano.

Sin embargo, tanto se expandió en la actualidad que julio es el Mes del Hot Dogs.

Incluso, en temporada entre Día de los Caídos (último lunes de mayo) hasta el Día del Trabajo (primer lunes de septiembre), los estadounidenses suelen consumir siete mil mil millones de peros calientes.

El 4 de julio, fiesta nacional y por lo tanto feriado, las calles se engalanan con banderas, proliferan las parrillas, el acampado al aire libre, los festivales, desfiles y fuegos artificiales, una costumbre traída por inmigrantes italianos siglos atrás.

Tampoco faltan los anuncios, la publicidad para incentivar las compras y mantener los adictos a la sociedad de consumo.

El 2 de julio de 1776, el Congreso Continental votó a favor de la independencia y  el 4, delegados de las Trece Colonias adoptan la Declaración de la Independencia, un documento histórico elaborado por el entonces presidente Thomas Jefferson.

Pero la esclavitud, que apalancó la producción tabacalera y algodonera en ascenso, siguió persistiendo y ganando terreno como relación social, siendo una de las grandes bases de la expansión económica norteamericana, argumentan algunos expertos.

Para el desaparecido escritor Howard Zinn, autor del libro La otra historia de Estados Unidos, este país no nació libre.

‘Nació esclavo y libre, criado y amo, arrendatario y terrateniente, pobre y rico, en base a un pujante mercado interno y una feroz política expansionista se iría convirtiendo de colonia en una gran potencia imperialista’, advirtió.

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