Las intervenciones militares de EE.UU. reducen la seguridad de los ciudadanos

Los datos empíricos demuestran que, aunque el belicismo estadounidense puede engordar los bolsillos de los contratistas militares, las consecuencias para los ciudadanos de todo el mundo han sido nefastas.

El excongresista Ron Paul fue recibido con una reacción claramente mixta en 2007 cuando, durante el apogeo de la llamada “Guerra contra el terrorismo”, arremetió contra la perniciosa influencia del militarismo respaldado por Estados Unidos en todo el mundo.

Desde entonces su análisis se ha generalizado y ahora un nuevo estudio de la Universidad de Brown respalda empíricamente la afirmación de que la maquinaria bélica de EEUU está haciendo que los estadounidenses y los ciudadanos del mundo estén menos seguros.

“Hay más grupos militantes que cuando empezamos la llamada ‘Guerra contra el terrorismo’ en 2001”, afirma la investigadora Stephanie Savell, al frente del proyecto Costs of War. “Hay más reclutas en esos grupos y toda esta acción militar en todo el mundo tiene muchas consecuencias”, añadió.

Según la investigación de Savell, el Ejército de Estados Unidos actualmente mantiene su “huella” en 78 países, un 40% de las naciones del mundo.

Su estudio también señala 800 bases militares estadounidenses en el planeta (la controversia sobre lo que constituye una “base” proporciona cierta incertidumbre sobre este recuento: algunos han situado el número de instalaciones militares en más de 900).

Mientras tanto, las tropas estadounidenses y aliadas han sido atacadas unas 82 veces en Irak y Siria desde el 17 de octubre, cuando el apoyo estadounidense a la incursión terrestre de Israel en Gaza avivó la ira en todo el mundo árabe.

La investigación de Savell también ha descubierto que se han producido al menos 4,5 millones de muertes como resultado directo o indirecto de las guerras dirigidas por Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001. “Hemos llegado muy lejos en la dirección de utilizar al Ejército como herramienta principal de la política exterior estadounidense”, afirmó la investigadora.

“Y podría decirse que eso no está manteniendo más seguros ni a los estadounidenses ni a nadie en el mundo”, abundó.

“Muchas veces lo que está ocurriendo es que Estados Unidos está proporcionando financiación, armas y entrenamiento a regímenes que están muy lejos de ser democráticos. Utilizan esas herramientas para reprimir a los disidentes y opositores políticos. Y realmente se está creando y alimentando un ciclo de retroceso en el que esos grupos objetivo se unen a movimientos militantes”, subrayó.

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