Yarima Blanco y el tres nacieron el uno para el otro

Quien la ha visto tocar, sabe de lo que hablo cuando afirmo que Yarima y el tres nacieron el uno para el otro: es tan fuerte la conexión, el modo en que responden las cuerdas a la emoción, la energía, el sentimiento de la mujer que las frota y les encuentra su mejor sonido, que no hace falta un oído experto; basta uno sensible para admirarla.

Sin embargo, esta muchacha alta y bella es igual de sencilla y accesible. Tiene tanto talento como carácter y conversa casi con la misma fluidez con que toca el tres.

En el Estudio 18 de la Egrem, conversó en exclusiva con CubaSí.

—¿Qué caminos te llevaron hasta el tres?

—Mis comienzos fueron en la escuela elemental Rafael Cabrera, en Bayamo. Estudié guitarra clásica cinco años y luego se me dio la oportunidad de venir a la Escuela Nacional de Arte (ENA) a estudiar el tres, gracias a una gran amiga, Niurka Trueba, que me mostró el camino y me dijo: deberías presentarte a la ENA por la especialidad de tres, y hoy se lo agradezco mucho.

«Comienzo a estudiar en el 1996 de la mano del maestro Efraín Amador, que fue el creador de la Cátedra de tres y laúd. Estudié por cuatro años en la ENA y luego continué en el Instituto Superior de Arte, donde me gradué en el año 2006 y me convertí en la primera mujer graduada de tres de la Universidad».

—Fuiste de las primeras treseras entonces…

—En esos años era muy escaso ver mujeres tocando tres, así que, ciertamente, fue mi salvación, porque mujeres guitarristas había muchas, pero había pocas en el tres.

«En el camino me di cuenta de que estaba teniendo en mis manos una oportunidad única: hacer un poco la diferencia en cuanto a la historia de este instrumento de cuerdas que define tanto a Cuba, al cubano; que forma parte de nuestra identidad. Para mí fue maravilloso abrazar esta idea y ha sido mi camino, mi trayectoria».

—¿Qué te conectó con el instrumento?

—De alguna manera, se me hizo fácil reconocerme con este instrumento que tiene mucho arrojo, mucho de cubanía, de improvisación; yo diría que lleva cierto carácter. Eso va mucho conmigo, soy una mujer de carácter, me gusta expresar mis sentimientos a través del instrumento, y ahí me encontré con esa posibilidad de expresar de una manera artística.

«Me enamoró del instrumento la cercanía que tenía con la guitarra, la sonoridad tímbrica, temperamental y, al mismo tiempo, dulce. Encontrar esa dualidad: por momentos, el temperamento para improvisar en la música cubana, en el son cubano, en el changüí, pero también llevarlo a la música clásica, porque toqué mucha música clásica; entonces también está la cercanía con el laúd, con la bandurria, eso me enamoró, pues empecé a descubrir todo un campo diferente de posibilidades que tenía el instrumento y quedé prendada de él».

—¿Qué proyectos te ocupan ahora mismo?

—En estos momentos estamos dándole promoción a algunos temas que fueron parte del disco Pa’ mi tres. El 14 de febrero lanzamos nuestro último videoclip, que se llama Muda mi alma. Fue un video realizado en Guatapé, Colombia, un pueblo muy bonito. Estamos en la promoción de estos audiovisuales y, personalmente, estoy trabajando en un espacio que tengo en mi canal de YouTube, que se llama Miércoles de Tumbao. Lo pienso retomar dentro de poco, con entrevistas a personas del mundo de la música tradicional cubana, del tres;  pronto van a salir nuevas sesiones.

«Además, haciendo muchas colaboraciones, siempre estoy muy activa con llamados de todas partes, fusionando sobre todo el tres, no solo encasillarlo en el son y en la música cubana, sino llevarlo al jazz, al pop, al merengue.

«Gracias a esas colaboraciones he tenido la oportunidad de abrir un abanico diferente en el tres. Eso me ayudó mucho también: el hecho de que trabajé mucho tiempo en la orquesta Anacaona y con ellas tocaba jazz, timba, pop, una balada, y me veía en la necesidad de darle al tres un lenguaje diferente para que pudiera adaptarse a todos estos géneros».

—¿Y te mantienes también trabajando con tu agrupación?

—Sí, mi agrupación se llama Yarima Blanco y Son latino. Estamos preparando un próximo disco, buscando nuevas sonoridades, muy atentos a lo que sucede con la música actual, tratando de actualizarnos desde las percusiones, las armonías…

«El año pasado tuvimos la fortuna de estar de gira por Europa durante cuatro meses, presentándonos en los festivales más importantes, y eso nos ha ayudado a tener una mirada de hacia qué caminos está tomando el mundo con la música tradicional, que está viva y se está renovando de una manera muy especial, y hay que estar pendiente».

—Desde tu visión como instrumentista, ¿hay límites para el tres?

—Yo diría que no hay límites. Hoy en día hay treseros que están llevando el instrumento a otros lenguajes, utilizando, por ejemplo, el tres con pedales, al igual que una guitarra eléctrica. Esto te brinda la oportunidad de tímbricas totalmente diferentes: el tres, incluido dentro de la música clásica, dentro del pop… Casualmente, hace poco estaba mirando que, gracias a esa escuela joven, que se renueva con todos los chicos y chicas que están estudiando en las escuelas, ya el tres está llegando al pop.

«Vi en las redes sociales que Camilo tiene un tres dentro de su agrupación, pues el pianista adquirió uno y lo está introduciendo en el pop, o sea, yo creo que el instrumento está gozando de una salud como nunca antes».

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