Granja El Abra, preservando la genética en la ganadería

Mantener la vitalidad y fortaleza de la masa ganadera, es el empeño de los 153 trabajadores de la granja genética El Abra, perteneciente a la Empresa Pecuaria El Tablón, en Cumanayagua.

Desde 1976, fecha de su fundación, la labor ha sido ardua y se acrecienta por estos tiempos en que se enfrascan en el desarrollo de dos proyectos, Holstein y Siboney, según comenta la directora, Yaima Sarduy Clavijo.

“Hoy nos ocupamos en un proyecto de inseminación para el cruzamiento de las razas. Contamos con un centro de novilla, con 100 cabezas, que son el reemplazo de las vacas en ordeño, con 14 unidades en producción, ocho de ellas dedicadas a la producción de leche, cuyo plan se cumple al 102 por ciento. También tenemos un encadenamiento productivo con la minindustria El Indio, a la cual tributamos el excedente de nuestra producción”.

No para el quehacer en El Abra y así lo hace saber su directora: “Este año tenemos otros dos proyectos a desarrollar con centros de intervención, uno es en Carolina (desarrollo del Siboney) y la vaquería 11, la cual se completará con 100 animales más.

Preservar la masa ganadera es primordial. /Foto Tay Toscano

“Trabajamos, asimismo, en la siembra de los pastos y forrajes que hoy necesitamos para la alimentación animal.  Contamos con diez hectáreas de Moringa, Titonia, Morera, y caña y asumimos esa labor con tracción animal ante el déficit de combustible”, aporta la ingeniera agrónoma.

Paulatinamente se evidencia la recuperación ganadera en predios de la granja genética y así lo confirman las mil 300 cabezas de ganado que allí se encuentran. “En meses anteriores tuvimos muchas limitaciones, pero hemos logrado recuperarnos y eso se debe también, en buena medida, a la implementación de los 24 colectivos laborales, los cuales han incentivado el sentido de pertenencia y la responsabilidad; al tiempo que ha mejorado el salario.

No esconde la joven directora el orgullo por mantener casi 500 cabezas de la raza Holstein: “prácticamente donde único queda es aquí en nuestra granja, pues en las restantes esa masa ha disminuido bastante. Al trabajar en la cría artificial de la hembra hemos podido detener el decrecimiento: a los siete días se les quita a las vacas y se traen al centro de cría.

Pero sin el empuje de los trabajadores, la inmensa mayoría directos a la producción, ninguno de los resultados fuera posible.  Una muestra de ello es Yohandry Carballosa Macías, jefe de uno de los colectivos laborales:” Trabajo con el ganado y mantengo siempre a punto la unidad. Hemos logrado un 43 por ciento de inseminación. Llegamos bien temprano y estamos aquí hasta que haga falta. Es importante nuestra labor pues inseminamos y gestamos a las novillas y luego pasan a las vaquerías para la producción de leche. Respecto al salario hemos mejorado y según las gestaciones, nos vinculan, y así cobramos”.

Disímiles variantes aplican en la granja El Abra para evitar, por todos los medios, las pérdidas de ganado. En ello es vital la inventiva y aplicación de diversos métodos de sus trabajadores y técnicos en aras de preservar la genética y además incrementar la producción de leche y carne.

La joven ingeniera agrónoma, Yaíma Sarduy Clavijo, directora, explica detalles del funcionamiento de la granja genética. /Foto: Tay Toscano

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