ZAPPING: Otro cuento de hadas y princesas

Concluyó Te alquilo mi amor, la telenovela turca que acompañó a los seguidores de Multivisión durante casi un año. Ese es el verbo: acompañar. Lo más seguro es que esta propuesta no le cambiara la vida a nadie. No fue una obra renovadora. No marcó un antes y un después. Si se nos permite un símil gastronómico, Te alquilo… fue como un refresco de soda. Agradable, efervescente, ligero…

Quizás algunos espectadores pasaran por alto los referentes culturales de la teleserie, aunque aquí y allá la puesta en pantalla los explicitara. Los autores recrearon clásicos de la literatura para niños, como La Cenicienta, y obras para lectores más maduros: Orgullo y prejuicio, o En busca del tiempo perdido. Esos son los libros que aparecían de cuando en cuando en el librero de Ömer.

Pero no hay que pedirle peras al olmo. La fábula aquí no tuvo tantas complicaciones. Se trató de articular algunas tramas sencillas para concretar una clásica comedia de situaciones. O sea, no se pretendió una indagación profunda en la psicología de los personajes…

Peripecias, muchas peripecias para armar la historia tantas veces vista de la joven pobre que enamora a un príncipe. Y termina por conseguir su amor. Defne y Ömer protagonizaron el sempiterno cuento de hadas, matizado aquí por las ocurrencias de Koray (que no aportaba mucho a la progresión de la historia, pero era uno de los más importantes personajes).

Ciertamente, la serie prometía conflictos y situaciones que después se deshilaban sin justificación, ignorando lógicas elementales. Muchos personajes aparecían y desaparecían sin cumplir supuestos cometidos. No fue precisamente un modelo de eficaz dramaturgia.

PeroTe alquilo… honró una preciada tradición del folletín televisivo: devenir hábito de sus espectadores, “atraparlos” en la trampa amable. No quiso más ni logró menos.

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