Un Mundo Mejor es Posible

Para quienes nunca hemos estado en una guerra nos es difícil imaginar siquiera lo terrible que debe ser un enfrentamiento bélico. Tendríamos que tratar de intuirlo a partir de multiplicar muchas veces en nuestra imaginación el ruido que provoca ese disparo de entrenamiento que sí todo cubano y cubana en edad adulta ha hecho más o menos alguna vez.

Pero es fácil suponer que una guerra no admitiría ninguna comparación, por lo cruel e inhumano que resulta, con las prácticas militares que en la Isla realizamos como parte de la preparación para la defensa, única manera tratar de evitar que alguna vez un poder demente e imperial se atreva a concebir y ejecutar una agresión armada contra nuestro país, bajo cualquier pretexto.

Se trata de una triste realidad que no debemos ignorar, aunque seamos parte de esas varias generaciones que hoy vivimos en Cuba sin que nunca hayamos conocido de cerca una guerra y que tampoco querríamos conocerla, gracias a que nuestros padres y abuelos un día empuñaron las armas para darnos una paz duradera, con el triunfo de la Revolución en 1959.

Porque paradójicamente a nuestra vocación de pueblo pacifista, los cubanos y las cubanas hemos tenido que pelear con las armas, y muy duro, a lo largo de toda la historia.

Y si, gracias a que nuestros antepasados nos ofrecieron la tan ansiada libertad, hoy disfrutamos de la paz y la soberanía, pero no resulta así para nuestra casa mayor, el planeta, donde otros países sufren los desmanes de la guerra y cada día miles de civiles y militares pierden la vida innecesariamente.

El día internacional de la paz, es un grito para el mundo, donde la humanidad pide con ansias el cese de las agresiones militares, este día es un reclamo a disfrutar de un cielo azul, sin las marcas grisáceas de las constantes explosiones de bombas y misiles, necesitamos que nuestros hermanos, se levanten con un sol claro y radiante sin las manchas de aviones surcando las nubes y escupiendo proyectiles. Cada mañana al levantarme miro los ojos de mi hija y deseo que esta libertad y soberanía puedan estar siempre junto a ella, que la paz que hoy siente al transitar por las calles, siga siendo su compañera, por eso este  21 de septiembre seamos eco de una tierra sin guerras y sin muertes, sin opresión y sin maltrato, gritemos con fuerza que un mundo mejor si es posible.     

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