Bloqueando la educación

Todos los cubanos tienen, sin distinción o diferencias de género, color de la piel, credo político o religioso, acceso equitativo a los medios de la educación de manera gratuita, durante todo el proceso de enseñanza, incluido el universitario.

Por más de cuarenta años el sistema educacional cubano ha sufrido cuantiosas pérdidas como resultado de la guerra económica contra el país. El recrudecimiento de la política genocida de bloqueo en la pasada década ha incidido negativamente en el abastecimiento de materiales básicos para el aprendizaje de los estudiantes cubanos.

Debido a las restricciones que el bloqueo impone a Cuba, el poder de compra para la importación de medios y recursos destinados a las escuelas cubanas disminuyó entre un 25 y un 30% desde principios de la década de 1990, puesto que éstos deben adquirirse en mercados lejanos, y en ocasiones a precios superiores. Solo en el año 2002, Cuba importó desde mercado en Asia medios por un valor de 11.7 millones de dólares, que de haberlos obtenido en el mercado estadounidense, habría permitido fletes más baratos y por lo tanto, mayor cantidad de mercancías por igual cantidad de dinero.

Debido a las dificultades en las compras, se ha afectado el suministro de lápices, libretas y papel para uso general del proceso docente, que aún no rebasa la mitad de lo que se adquiría en 1989. Con grandes esfuerzos, solo se imprime el 50% de las necesidades de libros de texto y bibliografías complementarias, mientras se ha producido un envejecimiento y deterioro de los laboratorios de física, química y biología, así como de los talleres de educación laboral en la enseñanza media.

Uno de los sectores afectado ha sido el Sistema Cubano de Educación Especial. Múltiples son los ejemplos de las dificultades que ha debido enfrentar esta sensible actividad humana, como consecuencia del bloqueo.

El país ha debido importar las máquinas Braille necesarias para el aprendizaje de niños ciegos y débiles visuales de otros mercados, pagando hasta 1 000 dólares por unidad, cuando las habría podido adquirir en los Estados Unidos a 700 dólares. Situación similar se enfrenta en la adquisición del papel Braillón, imprescindible en este tipo de enseñanza.

El Programa Nacional de construcción de escuelas especiales también ha sufre como consecuencia de esta criminal política. De cesar el bloqueo, se produciría un cambio significativo en la Educación Especial, lo que permitiría construir todas las escuelas previstas en dicho programa y una más plena y fructífera inserción en la sociedad de los niños y jóvenes que sufren algún tipo de discapacidad.

A pesar del adverso impacto que han tenido tales afectaciones sobre las posibilidades de un mayor desarrollo de habilidades y capacidades de los niños y jóvenes cubanos, el Gobierno de Cuba ha movilizado cuantiosos recursos y ha preparado un calificado claustro de profesores para mantener sus logros educativos y superar los retos que le ha impuesto el bloqueo.

Cuba ha reiterado su disposición a compartir sus avances en esta esfera con todos los países del mundo, y ha ofrecido a la UNESCO las nuevas metodologías creadas por los pedagogos cubanos.

Aun y cuando los esfuerzos de la máxima dirección del país son enormes para mejorar la base material de estudio y de vida de estudiantes y profesores, el cerco impuesto por los Estados Unidos hacia la isla continua facturando una educación que contra viento y marea sufre los desmanes del imperialismo, pero que jamás permitirá que bloqueen el intelecto y la formación de valores y principios éticos en niños y jóvenes.

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