Del campo a la mesa: Claves de la producción agrícola en Cuba

El ministro de Agricultura, Ydael Jesús Pérez Brito, compareció este jueves en la Mesa Redonda para conversar sobre los principales desafíos del sector, las insuficiencias y las acciones principales de trabajo.

Según explicó el ministro de Agricultura, uno de los principales factores que impacta en el desempeño del sector es la crisis mundial resultado de la COVID-19. “Esto no solo impacta en la producción, sino también en los precios de insumos como los herbicidas y el alimento animal. Ambos han incrementado sus precios en un 167% en comparación con los años anteriores a la pandemia”, sostuvo.

En este sentido, informó que el maíz usado como alimento animal ha incrementado su valor en un 167%, la harina de soya en un 151%, el fosfato monocálcico en un 258% y la metionina en un 162%. De igual manera, los fertilizantes como NPK y urea han visto un incremento en sus precios del 300%, y el resto de los productos químicos herbicidas y plaguicidas han duplicado y triplicado sus precios.

Los incrementos de precios también están asociados, dijo, a los conflictos internacionales, así como a los efectos del cambio climático en el mundo. “En nuestro propio país, este año hemos vivido un aumento de las temperaturas y todo eso influye en la producción de alimentos”.

A todo esto se suma la migración del campo a la ciudad en el país. “En la actualidad, solo el 15% de la población vive en el campo”.

Mencionó además los efectos del bloqueo, que se han recrudecido en los últimos años.“Esto no es una justificación y sé que nos falta trabajo. Nos falta sobre todo atención al productor”.

Bajo las actuales condiciones y debido a la falta de disponibilidad de financiamiento, solamente se ha podido adquirir el 40% del combustible diésel requerido, el 4% de los fertilizantes y el 20% del alimento animal. “No hemos podido obtener financiamiento para la compra de insumos imprescindibles en el mercado interno y la Industria Nacional de envases, botas, limas, machetes, entre otros insumos básicos para el productor”.

Pérez Brito insistió en la necesidad de aumentar las áreas sembradas; sin embargo, esto requeriría un mayor uso de combustibles y personas dedicadas a la actividad. Aunque, por supuesto, si tuviéramos más tecnologías, necesitaríamos menos personas, pero para eso necesitamos financiamiento. “De ninguna manera queremos justificar con cuestiones externas la situación actual. Sabemos los altos precios que tienen los productos en la actualidad”.

¿Qué pasa con la producción de huevo?

Recogida de huevos en la granja automatizada UEB 28 de enero, en Pinar del Río. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate

Al referirse al programa avícola, Ydael Jesús Pérez Brito dijo que, en los mejores momentos, se logró contar con 8 millones de gallinas. “Hoy solo contamos con un promedio de 2,9 o 3 millones de gallinas ponedoras. Después de la pandemia, no pudimos adquirir las vacunas y se detuvo el programa de reemplazo. Esto ha provocado que estemos trabajando con un porcentaje muy alto de gallinas envejecidas”.

Para revertir esta situación, se están reemplazando unas 300 mil gallinas mensuales y debemos concluir el año con un millón reemplazadas. “Este programa ha tenido muchos obstáculos con los alimentos, sobre todo con la soya y el maíz, cuyos precios se han incrementado. Como consecuencia, la producción ha disminuido de 5 millones diarios en 2020 a 2,2 millones. Esto solo nos permite suministrar los 5 huevos actuales en la canasta familiar normada”.

Agregó que la inestabilidad en la alimentación ocasiona una baja en la eficiencia de la puesta. “Tenemos una raza de gallinas muy buena; sin embargo, las interrupciones en la alimentación provocan fluctuaciones en las ponedoras. Asimismo, hay que lograr extender la cría de gallinas en las localidades y aumentar la producción de alimentos para sostener esa masa avícola.

El programa porcino y la producción de granos

Cría de cerdos en la finca “Los Sementales”, en el municipio Candelaria, Artemisa. Foto: Irene Pérez/ Archivo Cubadebate.

El ministro de la Agricultura explicó la situación del programa porcino en el país y destacó que de una producción total de carne de cerdo de 199 700 toneladas en el año 2017, las cifras cayeron en 2022 a solo 16 500 toneladas de producción.

Los alimentos para los cerdos disminuyeron desde 2018 hasta la fecha, entregándose solo el 14% al balance nacional. Por esta causa, dijo, “ha decrecido la cantidad de reproductoras de 96 200 en 2018 a 35 892 el pasado año, afectándose la base del desarrollo del programa porcino”.

Sobre las proyecciones para la recuperación de este importante programa, comentó que se trabaja para incrementar la siembra y cosecha de alimento animal en el país, así como para potenciar el programa de siembra y cosecha de soya para garantizar parte de la proteína necesaria.

Además, el sector está enfocado en garantizar los piensos iniciadores para los próximos seis meses, recomenzar el programa de crecimiento de reproductoras en el próximo año y continuar la recuperación de los Centros Multiplicadores y las Unidades de Crías.

También señaló que la entrega de tierras para la producción de alimento porcino demanda 50 430 hectáreas, “para producir el 60% de la materia prima”. De ellas, ya están entregadas 31 507 hectáreas.

Respecto al programa de granos, el ministro de la Agricultura comentó que el país posee infraestructura relativamente nueva, debido a la prioridad que el Gobierno le ha otorgado al sector en las inversiones para el desarrollo socioeconómico.

Arroz. Foto: Archivo/Cubadebate

Del arroz consumo, “se llegaron a producir en el país más de 300 000 toneladas”, pero “ante la falta de insumos, como los fertilizantes, decrece la producción hasta un 10%”, detalló.

“Tenemos que sembrar arroz”, subrayó el ministro, y se refirió a la situación a nivel global con los granos y cereales como el arroz, sus elevados costos en el mercado internacional, y al hecho de que muchos productores tradicionales han dejado de exportarlos para satisfacer sus demandas nacionales.

Igualmente, dijo, “hay que sumar a las familias” con prácticas de siembras populares, pues “el objetivo es aumentar la producción y sustituir importaciones”.  

En el caso del frijol, “se llegaron a entregar para la canasta básica más de 50 000 toneladas”. No obstante, “a partir de la falta de insumos para combatir plagas y de otra naturales decrece la producción hasta un 9% de lo logrado en 2016, que fue el año de mayor producción”.

Asimismo, dijo, “de maíz se produjeron más de 400 000 toneladas en 2016, pero por la falta de insumos ha decrecido la producción hasta un 30% de lo logrado entonces”.

De acuerdo con Pérez Brito, las medidas que contempla el Ministerio de la Agricultura para revertir esta situación son incrementar el área bajo riego dedicada a los granos en un 35%, incrementar el rendimiento utilizando variedades e híbridos más productivos y el trabajo con la inversión extranjera y proyectos de colaboración para adquirir financiamientos.

Así también, los encadenamientos productivos entre los sectores estatales y no estatales.

Al referirse al programa de producción de café, el ministro comentó que la demanda para satisfacer la canasta básica y los consumos internos es de 24 000 toneladas.

“En 2023 se estiman producir unas 9 000 toneladas, que representan el 38% de la demanda”, dijo, y agregó que “el programa hasta el 2030 prevé lograr alcanzar 30 000 toneladas”. “Se trabaja, asimismo, con nuevos clones que tienen un buen rendimiento, y este año se sembrarán más de mil hectáreas nuevas. Se buscan mayores rendimientos”.

Además, agregó, se prioriza la innovación tecnológica con la selección de 9 000 productores en 28 000 hectáreas y el fortalecimiento del programa de café en el llano, incorporando nuevos productores.

Existe en el país una mentalidad y una cultura de producción, pero debemos sortear los obstáculos que nos imponen el escenario internacional, el bloqueo y la falta de financiamiento, que sí nos impacta y nos hace daño, ese es el reto, comentó Pérez Brito.

“Hay que involucrar a más personas con el campo, producir más y de esa manera satisfacer las demandas de nuestra población y disminuir precios”.

¿Qué es el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional de Cuba? El ministro comentó que “es la plataforma nacional para alcanzar una plena seguridad alimentaria soberana, como aporte estratégico a la seguridad nacional”.

Apuntó que “la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional es la sombrilla para el desarrollo agroalimentario de Cuba” y la base para las proyecciones para el desarrollo de la producción de alimentos en el ámbito socio-económico cultural, de la transformación, y comercialización hasta el consumidor final.

“Debemos hacer un cambio en la agricultura, en la forma en que la gestionamos”, afirmó, teniendo en cuenta las condiciones económicas actuales del país y las condiciones climáticas.

Llamó entonces a fomentar la relación del municipio, la provincia y la nación, que son en su conjunto el sistema de la agricultura, “para que se produzca a nivel local y esa matriz importadora se cambie, por seguridad y por soberanía”. “Debemos descentralizar muchos procesos y que los territorios ganen en autonomía”.

Lo mismo sucede, dijo, con los OSDE de la agricultura y el sistema empresarial en el sector, que trabajan para hacerse más compactos y perfeccionarse, en favor de la eficiencia.

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