La sensibilidad se escribe con mayúsculas
Lleva 26 años trabajando en la Biblioteca Provincial Roberto García Valdés de Cienfuegos, y desde esa plaza, continúa afirmando que siempre se podrá hacer mucho más por las personas que como él, necesitan apoyo para lograr insertarse mejor en la sociedad. Alexis Sarría Gascón, quien funge hoy como metodólogo que atiende las áreas especiales a nivel provincial en esos centros públicos, refirió a este reportero la urgente necesidad de comprensión y empatía que deben tener –sobre todo– las autoridades del Gobierno y el Partido, para mejorar la calidad de vida de los individuos con las distintas discapacidades.
Desde que el 23 de marzo de 2021 el Consejo de Ministros creó la Comisión Nacional para el seguimiento y monitoreo de las disposiciones en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2006 y ratificada por Cuba en 2007, se logró finalmente implementar el importante Acuerdo 9040/2021. Con él, nuestro país anhela “promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, por todas las personas con discapacidad, y diseminar el respeto de su dignidad inherente”. Sin embargo, del dicho al hecho va un buen trecho, y así nos lo hace constar Sarría mientras conversamos.
“En varios municipios de esta provincia ese acuerdo no se cumple a cabalidad, y por solo poner un ejemplo, en las asambleas donde se abordan dichos tópicos, no acuden los que tiene que ir, o sea, aquellos que poseen las herramientas para mejorar la situación actual de los asociados”, afirmó.
Dicha aseveración está dada justamente por la falta de sensibilidad por parte de las autoridades y la ausencia en los altos cargos del Estado, de al menos una persona con discapacidad con la suficiente preparación, que apoye de modo consistente a las distintas asociaciones existentes en Cuba.
Al día de hoy, perviven en cada provincia distintos colectivos agrupados tanto en la Anci (Asociación Nacional de Ciegos de Cuba), Ansoc (Asociación Nacional de Sordos), Aclifim (Asociación cubana de personas con discapacidad físico-motora), y la recién creada Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual (ACPDI). Esta última es la que aglutina más miembros, que en el caso de Cienfuegos asciende hasta las 5 mil personas en toda la provincia.
APOLOGÍA DEL RESPETO, COMPRENSIÓN Y TOLERANCIA
Además de su responsabilidad en la Biblioteca, Sarría Gascón imparte clases del Sistema Braille, en la Universidad de Cienfuegos a los grupos que lo requieren. “Recién tuve la posibilidad de impartirle Braille a cinco personas sordas a través de un intérprete. Fue la segunda experiencia y realmente fue enriquecedora, en la que tuve que apelar a herramientas alternativas sobre todo en cuanto a la orientación y movilidad”, dijo.
Nos comentó además sobre el Proyecto Patio Verde, del que fue partícipe, encargado de potenciar la inclusión de una manera admirable. “Con él logramos que los niños con discapacidad visual y auditiva se relacionaran con otros que no las tuvieran. De ese modo estábamos dando un gran paso en el apoyo a los valores, confraternización, la responsabilidad, y que se pudo ver a largo plazo en muchos de ellos, convertidos hoy en ingenieros, licenciados; gente de bien”, expresó.
“Estoy inmerso en la creación de un nuevo proyecto en el que están incluidas todas las asociaciones (Aclifim, Ansoc, Anci, etc) y en el núcleo del mismo descansan los talleres de sensibilización. De momento pienso llamarle ‘Cienfuegos, inteligente e inclusivo’”, subrayó. Cada uno de esos talleres –aseveró también– servirán para ir cerrando la brecha digital, los sesgos comunicacionales, además del fortalecimiento de las depauperadas sedes municipales.
En la mira de Alexis Sarría están los líderes de colectivos como el Inder, INOTU, los directores de las organizaciones de masas, los trabajadores sociales, presidentes de consejos populares, quienes deberán acudir e imbuirse en estos tópicos. “Es un hecho palpable la existencia de muchos tabúes, dado por la ignorancia y la falta de confianza. Casi de manera cotidiana, nuestros asociados chocan de bruces no solo con los obstáculos del camino, sino con los terribles avatares burocráticos en torno a trámites de todo tipo, dígase de vivienda o incluso hasta en los mismos centros laborales donde trabajamos”, compartió al concluir.