Caimanes en el camino del sueño americano

Un par de imágenes compartidas en videos de Tiktok  y que se han vuelto virales, afirman mostrar a miembros de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, introduciendo caimanes o cocodrilos al Río Grande. Según comentan, los reptiles fueron enviados en tren desde los pantanos de los Enverglades en la Florida, o los de Swaps y bayous en Nueva Orleans, como una forma de disuadir a los inmigrantes ilegales. Algunos se preguntan con horror, si son reales o forman parte de una fake news construida con imágenes elaboradas por Inteligencia Artificial; pero la mayoría no ha puesto en dudas su veracidad.

Es que, en la orilla texana, múltiples han sido las barreras creadas por las autoridades norteñas para impedir el paso a los que, desde el Sur, intentan cruzar la barrera acuática. Esta corriente de más de 3 mil kilómetros de aguas dulces, sirve como muro natural entre el actual territorio mexicano de Texas y los territorios usurpados en 1836 por las tropas yanquis, se ha vuelto cada vez más amarga para los que intentan trasponerla, después de arriesgar sus vidas en el trayecto y en medio de bandas criminales que se dedican a la trata de personas. Pontones flotantes, alambrados de púas o patrullas montadas a caballo dando latigazos a los que logran alcanzar la margen norte del Rio Bravo, son algunas de las defensas que deben superar a riesgo de sus vidas. A ello se añade, “por casualidad”, la aparición de grandes reptiles depredadores semiacuáticos, que hambrientos y de manera silenciosa, los esperan en las turbias aguas o en las orillas del río, para convertirlos en parte de su dieta.

De la existencia de estos nuevos ocupantes del Río Bravo se viene hablando por las autoridades mexicana desde 2019. Para algunos, resulta significativo que uno de los que, de manera “sorprendida” dio cuenta de estas imágenes el pasado año, fuera el gobernador republicano de Texas, Gregg About. El mismo que promulgó la Ley SB4 de Texas que permite la detención y deportación inmediata de inmigrantes por los funcionarios estatales, en medio de la crisis fronteriza entre Estados Unidos y México. El Gobernador texano difundió un video de un lagarto de considerables dimensiones que nadaba en las aguas del río. Las imágenes fueron difundidas en mayo del pasado año, a casi una semana de registrarse las acciones para detener el paso de inmigrantes que cruzaban de forma masiva, desde Matamoros en Tamaulipas a Brownsville en territorio norteamericano. Según informaron los medios, mujeres, niños y ancianos, algunos discapacitados, entraban con terror a las aguas y como podían, nadaban o abordaban improvisadas embarcaciones hacia la orilla texana.

Pero no es solo el Río Grande donde la muerte acecha. También sucede en Tucson, San Diego, El Paso y otros puntos fronterizos o en los caminos que atraviesan los desiertos de Sonora y Chihuahua o junto al muro fronterizo de Donald Trump, convirtiendo la frontera de México y Estados Unidos en el cruce terrestre más peligroso del mundo. Según la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo de los EE.UU., solo durante el 2022 se registraron 853 muertes, un número al que no se había llegado en los últimos 20 años. En 2023 se contabilizaban 560 fallecidos, aunque un estudio de la Universidad de Texas afirma que los datos en manos de las Patrullas Fronterizas estaban incompletos, pues no incluyen las muertes de quienes se ahogan en el Río Bravo y cuyos cuerpos terminan en el lado mexicano.

Mientras tanto, republicanos y demócratas se culpan entre sí, en medio de sus campañas electoreras y muestran músculo hacia los inmigrantes. O culpan a la parte mexicana de la crisis migratoria y les atribuyen a las bandas criminales las muertes de los emigrantes. Ninguno cuestiona las políticas que han implementado las administraciones norteamericanas durante más de doscientos años de existencia hacia los pueblos del Sur. La ocupación, anexión y despojo del 55 por ciento del territorio mexicano, fue la primera parte del plan. Después seguirían sus monopolios voraces, las invasiones militares, las bases navales y los golpes de estado para asegurar sus intereses en lo que consideran “su patio trasero”, las repúblicas bananeras con gobiernos corruptos y entreguistas; así como la implementación de modelos neoliberales que permitieran el libre flujo de su capital financiero, pero con barreras para el flujo de la fuerza de trabajo proveniente del Sur. También en la caja de herramientas, introdujeron los bloqueos económicos que tratan de asfixiar por hambre a los pueblos, en países con gobiernos que no son de su agrado. Toda una estrategia que intenta el despojo de las riquezas naturales que existen desde el Río Bravo hasta la Patagonia, en nombre de “América para los americanos”.

No obstante, los políticos norteamericanos no las reconocen como la principal causa de la desesperación provocada en la región más desigual del mundo, donde el 20 por ciento de la población más rica concentra casi la mitad del total de los ingresos, mientras que el 20 por ciento de la población más pobre dispone de menos del cinco por ciento del total. La región con las tasas de homicidio más altas del planeta, solo superadas por el África Subsahariana; y donde los carteles de la droga y las bandas criminales vinculadas al narcotráfico internacional y a gobernantes de turno, ocupan cada vez más espacio, reconociendo el Norte como un mercado seguro.

Es la misma desesperación que provoca que cada vez más latinoamericanos (y también de otras regiones del mundo) intenten cada año cruzar las fronteras, conociendo la posibilidad de perder sus vidas en el trayecto o que detrás de esas barreras están condenados a una deportación inmediata. Entonces, el avistamiento de caimanes o de cocodrilos en aguas del Río Bravo y su introducción por los guardias fronterizos puede ser real, pues paradójicamente, la justicia de los pantanos brinda un eficiente vigilante y un nuevo “culpable” de las muertes de migrantes a las autoridades del Norte y contribuyen a “disminuir” las muertes que se contabilizan y a la “tranquilidad en la frontera”; aunque agregan considerables peligros a los que intentan cruzarla, en busca del sueño americano.

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