Cuando despertó, el panqué ya costaba 160 pesos

Y el vaso de helado 50, y las pizzas ¿o bambinas? habían saltado de 30 a 40 así, bien rapidito.

No es precisamente el escenario de ficción de aquel cuento de Monterroso. Nada más real que este ascenso del costo de la vida por una escalera que,tras cada “brinquito” de los precios —siempre hacia arriba, claro está — parece sufrir la rotura de sus peldaños inferiores, pues cuando la tarifa se coloca en 110, por solo poner un ejemplo, el 100 y el 90 quedan en el olvido.

En palabras más técnicas, la tendencia a la baja parece no existir.

Y en este debate sobre “acelerón” de todo tipo de tarifas aparecen no pocos argumentos. Que si escalan directamente proporcional al dólar informal — y al inalcanzable formal que ronda los 120×1—, y no es menos cierto que ese constituye un listón por el cual se mide la oferta hasta de casas (muchas hoy se cotizan en usdo su equivalente en moneda nacional). Aun así, viene hace unos días cuesta abajo, y los precios siguen cuesta arriba. No se han enterado.

Lo cierto es que, desde los propios indicadores económicos de Cienfuegos, es posible ver elementos que atizan la inflación. Por ejemplo, la provincia incumple las ventas netas. Al cierre de septiembre de 2022 se alcanzaban solo al 81,4 por ciento de lo previsto, con una implicación de más de6 Mil 400 millones de pesos que no entraron a un presupuesto deficitario.

Se trata de oferta que no salió al ruedo, en medio de un proceso inflacionario definido por expertos como José Luis Rodríguez, “como un fuerte desequilibrio entre una demanda solvente y la oferta en el mercado, pero esa situación puede ser provocada por múltiples causas, entre las que se destacan una caída de la disponibilidad de bienes y servicios unida a un aumento de la liquidez en manos de la población”, refería en un artículo sobre el tema el prestigioso economista cubano.

Otro indicador económico es elocuente. La provincia de Cienfuegos al cierre de septiembre también incumple las producciones físicas. Solo alcanza en este parámetro el 71, 9 por ciento de lo planificado. Por ejemplo, empresas con impacto directo en la oferta de bienes a la población como la Provincial de la Industria Alimenticia, en el período solo fabricó la mitad de la galleta de sal, los fideos y coditos previstos en el plan.

Aunque la repostería en esa entidad presenta mejor situación en cifras, con el 83 por ciento de las producciones logradas, el día a día de dulcerías como “El Dragón Dorado”, recién inaugurada en pleno boulevard cienfueguero, habla por sí solo de esa demanda muy superiora lo existente en stock, y la consiguiente proliferación de coleros, revendedores, y todos los “etcéteras” asociados al déficit de abastecimiento.

Por otra parte, análisis realizados este año por la Asociación de Economistas y Contadores de Cienfuegos, develaban otro matiz del alza sostenida de precios. En este caso son las utilidades quienes salen a relucir. Aunque no ocurre en todas las empresas, estudios de la ANEC han concluido que existen ganancias respaldadas por aumento de precios, más que por despegue productivo.

Son aristas de todo un complejo proceso que vive hoy la economía cienfueguera y nacional, mientras los salarios permanecen estáticos. Queda claro que subirlos, sin controlar las causas del proceso inflacionario, conllevaría a una espiral, un círculo vicioso que terminaría en más inflación, pero de peso en peso enflaquece la capacidad de compra.

Y ahí están los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información para confirmarlo, cuando el Índice de Precios del Consumidor en su edición de agosto 2022 decía que un huevo fresco de gallina, por solo citar un ejemplo, registró un precio máximo (en ese entonces) de 20 pesos; cuando en igual mes del pasado 2021, el mismo producto no excedía un valor de 10, o sea, la mitad.

Y no se trata solo de los alimentos. Los servicios hoteleros para el mercado interno han elevado la tarifa para la misma temporada, con apenas una diferencia de 12 meses.

En 2021, los catálogos promocionales reseñaban que entre el 1 de julio y el 15 de septiembre del pasado año, una habitación doble estándar en el Hotel Pasacaballo, con alojamiento, desayuno, almuerzo y cena, rondaba los 739 pesos por adulto. Mientras, en igual lapso temporal, pero en 2022, la modificación en términos monetarios es aparentemente insignificante: la propia habitación cuesta 792 pesos por persona, pero la oferta solo comprende alojamiento y desayuno.

La escalada de los precios es indetenible, y no privativa de un sector de la economía. Para ella aplican tanto el estatal como el privado, con los consiguientes estragos a nuestro bolsillo como denominador común.

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