¿Amenaza indetenible a la biodiversidad?
Por su condición insular y características del clima, la diversidad biológica del archipiélago cubano presenta un alto grado de endemismo y gran variedad de ecosistemas, su principal sello distintivo.
Sin embargo, nuestro país enfrenta importantes amenazas provenientes de la pérdida o fragmentación de hábitats, incendios rurales y forestales, prácticas agrícolas no sostenibles, la pesca y la tala furtiva, la introducción de especies exóticas invasoras, y el comercio ilegal de especies.
¿Fin de la impunidad?
En marzo de 2020, el gobierno cubano aprobó el Plan Gubernamental para la prevención y el enfrentamiento de los delitos e ilegalidades que afectan a los recursos forestales, la flora y la fauna silvestres, y otros recursos naturales.
Coordinado por el Ministerio del Interior, la iniciativa busca involucrar a todos los organismos de la Administración Central del Estado en la prevención y lucha institucional contra esas violaciones, que laceran la sostenibilidad ambiental de la nación.
Para el doctor en Ciencias Roberto Alonso Bosch, presidente de la Sociedad Cubana de Zoología, más allá de lo que representa ese plan en materia de prevención y enfrentamiento del comercio ilegal de especies, así como el deterioro creciente de la biodiversidad generado por esa nociva práctica demanda, igualmente, la urgente implementación de acciones de comunicación, enfocadas en fortalecer la ética y la cultura ambiental en nuestra población.
“Miembros de la Sociedad Cubana de Zoología, la Sociedad Cubana de Botánica, la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, y la Fundación Ariguanabo, elaboraron y presentaron al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), una estrategia comunicativa centrada en cumplir los objetivos enunciados, que esperamos puedan instrumentarse de manera inmediata, en favor de la protección de nuestra diversidad biológica”.
Destacó la aprobación de la Ley sobre los Recursos Naturales y Medioambiente, que actualiza y robustece el marco legal vinculado con su conservación, protección y uso racional, así como la entrada en vigor de la nueva Ley del Código Penal.
Esa normativa tipifica, por primera vez, el delito ambiental, en particular los actos en perjuicio de la biodiversidad, con sanciones más severas para quienes atenten contra la supervivencia de especies de la flora y la fauna silvestres de especial significado, o causen un daño significativo al ecosistema.
Según indicó el doctor Roberto Alonso, dentro de las especies de nuestra fauna endémica más afectadas por la captura y comercio ilegal, aparece el Tomeguín del Pinar (Phonipara canora).
“El modus operandi más empleado por los transgresores es atrapar, mediante el uso de jaulas trampas y, en algunos casos, hasta redes ornitológicas, cantidades importantes de ejemplares, con los consiguientes perjuicios a sus poblaciones”.
Como subrayó el Presidente de la Sociedad Cubana de Zoología, los ornitólogos de la Isla han insistido en que, si bien las aves migratorias no crían en el país, se consideran también parte de la avifauna nacional, porque viven aquí una etapa prolongada del año y, al igual que las nativas y endémicas, brindan importantes servicios ecosistémicos.
Baste decir que las aves son magníficos controladores biológicos, diseminan semillas, polinizan, conectan procesos de diferentes ecosistemas y contribuyen a la transferencia de nutrientes y a la limpieza de los hábitats.
En la lista de aves migratorias más asediadas, cazadas y comercializadas en Cuba están, por ejemplo, la Azulejos (Passerina cyanea), Azulejones (Passerina caerulea), Mariposas (Passerina ciris) y Degollados (Pheucticus ludovicianus), puntualizó.
“Muchas no sobreviven a la captura, la manipulación y el traslado, mientras otras terminan en manos de personas que pagan por poseerlas, y pasan el resto de sus días en cautiverio”. En la mayoría de los casos, estos individuos no se percatan de que pasan a convertirse en un eslabón más de la cadena de tráfico, y son responsables también del deterioro de las poblaciones silvestres.
Flora cubana en la mirilla
De acuerdo con lo expresado a Granma por el máster en Ciencias Alejandro Palmarola Bejerano, especialista del Jardín Botánico Quinta de los Molinos, perteneciente a la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, en la lista roja de la Flora de Cuba, de 2016, ya se reportaban más de 30 especies amenazadas por el comercio ilícito.
“En los últimos años hemos visto desaparecer poblaciones enteras de varias especies de cactus y orquídeas cubanas, algunas endémicas, exclusivas de nuestro archipiélago”.
Se trafica con nuestra flora autóctona, la cual, en su mayoría, es exclusiva y muy poco representada en colecciones foráneas, de ahí su alto nivel de cotización en el mercado internacional, resaltó Palmarola Bejerano.
Para el también Presidente de la Asociación Latinoamericana de Botánica, urge contar con un efectivo mecanismo de rastreo de procedencia de los recursos naturales comercializados en ferias, mercados y tiendas (maderas, plantas, frutos y hojas), en particular de un certificado que avale el origen lícito.
Encomió la labor desplegada por la dirección nacional del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, al crear un grupo asesor conformado por expertos académicos y organizaciones de la sociedad civil, para respaldar la aplicación del Plan Gubernamental, que busca frenar y revertir el creciente aumento de las transgresiones a la biodiversidad, observado en los últimos años.
“Pienso que el éxito de su implementación dependerá, en gran medida, de la efectividad que alcancen las acciones de educación ambiental enfocadas en sensibilizar a la ciudadanía con la protección de la diversidad biológica, y en la concertación de efectivas alianzas de trabajo entre todos los actores implicados, desde las autoridades territoriales y el Cuerpo de Guardabosques, hasta inspectores y expertos en ciencias naturales y sociales”.