La caótica aventura de los trámites en Cienfuegos
Un escenario de caos. Así pudiera describirse lo observado en el Registro del Estado Civil del municipio de Cienfuegos, cuando hace pocos días un equipo de este periódico visitó el lugar. El desespero dominaba la atmósfera entre quienes aguardaban fuera y los que, ya dentro, no veían la hora de salir con sus documentos bajo el brazo.
Comenzaba a despedirse la mañana y aún esta oficina, ubicada en el Centro Histórico Urbano de la ciudad cabecera, permanecía abarrotada. Muchas personas esperaban su turno sentadas, otras de pie, y algunas hasta se acomodaban como podían en el piso del patio interior, con la esperanza de recibir una respuesta tras acumular varios meses en el mismo proceso. El ambiente constructivo imperante en aquel sitio tan reducido volvía todo más traumático.
La irritación de los usuarios se respiraba, así como era posible advertirla en sus rostros o escucharla en las conversaciones. Unos llegaban con la ilusión de que sería “coser y cantar”, y no pocos, luego de aventurarse a una cola desde la noche previa, temían ahora que este sacrificio fuera otra empresa sin éxito.
“Vine por la madrugada, hice la fila para alcanzar turno, y puede que todavía, después de cuatro meses, no estén listas mis certificaciones”, comentó una joven a la espera de ser atendida.
Si en condiciones normales los trámites siempre constituyeron un dolor de cabeza, los requisitos asociados con la dinámica migratoria que vive el país, terminaron por convertir dichas prestaciones en un verdadero calvario. El anuncio de la llamada “Ley de nietos” en octubre de 2022 (para obtener la ciudadanía española) y el reciente programa de parole que aprobó el gobierno de los Estados Unidos con el objetivo de frenar el éxodo ilegal en la región —pese a mantener la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano―, provocaron una avalancha de solicitudes en las dependencias del Registro del Estado Civil.
Los datos de la Dirección Provincial de Justicia en Cienfuegos reflejan que el pasado mes de enero fueron expedidas casi 20 mil 100 certificaciones, alrededor de 11 mil 600 más en relación con igual etapa del año anterior. Esta realidad se traduce hoy concretamente en congestión, dilaciones, maltratos, indisciplinas sociales, hechos ilícitos, y, en definitiva, genera mayor malestar en el pueblo, hastiado de servicios que, lejos de mejorar, empeoran cada día.
Papeles y hechos no tan secundarios
“Con el triple de solicitudes, y en ascenso, aún nos mantenemos con la plantilla de seis registradores, y de ellos, solo cinco en ejercicio. Es el mismo personal intentando lidiar con una oleada de trámites que llegan a nosotros por diferentes vías, tanto de forma presencial como a través de las plataformas digitales, por medio de los formularios en línea que habilitó el Ministerio de Justicia”, explicó Diana Laura García Bereau, especialista del Departamento Provincial de Registros Civiles.
Sin embargo, aunque la funcionaria reconoce que “las nuevas condiciones son horribles”; no cree que exista una situación caótica, sino “compleja”. “Las personas piden documentos viejos de inicios del pasado siglo (necesarios para la ciudadanía española), los cuales no están digitalizados, y tampoco sabemos el tomo y el folio. Eso —dijo― conlleva a realizar búsquedas en libros destruidos, y resulta muy difícil.
“Por otro lado, si bien los sistemas de solicitud en línea benefician a la gente, para los registradores nada cambia. Tienen que localizar la información e insertarla en una base de datos para poder expedir el certifico. Las páginas virtuales establecen los términos (entre dos y quince días hábiles según el tipo de asiento), pero en la práctica esto no fluye así: a veces no tenemos corriente, ni conexión, y coinciden una serie de circunstancias que entorpecen el trabajo”, agregó.
En la actualidad, apenas el 47 por ciento de los folios del Registro del Estado Civil en Cienfuegos se encuentran digitalizados, lo cual hace más ardua la tarea de cara al público. A ello ―refirieron los propios especialistas—, debemos sumar entornos laborales violatorios, en algunos casos, de las normas de higiene y seguridad que exigen los lugares donde suele archivarse cualquier documentación.
Las experiencias vividas a diario por los ciudadanos devienen reflejo del cúmulo de situaciones descritas. “Cuando en septiembre solicité mi ‘papel’, vine en disímiles oportunidades a recogerlo, y no estaba. Finalmente me dieron el PIN para imprimirlo con un particular. Volví otra vez para que lo firmaran y pusieran el sello; desde entonces he regresado en octubre, noviembre, diciembre…, y nada. Ahora dicen que la muchacha a quien correspondía la firma salió de licencia de maternidad, y alegan que el trámite fue expedido el 14 de septiembre. ¿Cómo es posible eso si estuve aquí en varias ocasiones? ¿Por qué razón no está firmado? En conclusión: debo comenzar de cero y demorarme cinco meses más”, relató una usuaria a la salida del establecimiento, colérica por el pésimo servicio.
García Bereau confirma la persistencia de atrasos: “Acumulamos solicitudes que llevan hasta más de seis meses sin respuesta; la mayoría —sostuvo― relacionadas con inscripciones que se hallan en otras provincias como La Habana y Santiago de Cuba. Esto es conocido por nuestra Dirección Nacional, y a pesar de las gestiones ha sido imposible resolver el problema”.
No obstante, en opinión de la especialista del Departamento Provincial de Registros Civiles, el resto de las dilaciones obedece al desconocimiento de las personas del año, tomo y folio de los documentos que requieren. Pero, ¿acaso no es para esto también que acudimos a sus encargos? ¿Las limitadas condiciones de trabajo justifican del todo las excesivas demoras? Los criterios de la población cienfueguera apuntan a la desorganización; ¿seremos igual de morosos para tomar cartas en el asunto?
Cola de la discordia
Para acceder presencialmente a los servicios del Registro del Estado Civil en Cienfuegos, a los usuarios no les queda otra opción que desgastarse en agotadoras colas si quieren obtener uno los cinco turnos para solicitudes o de los treinta que ofrecen para recoger certificaciones. A ello se añaden las citas concedidas mediante la aplicación TICKET, lo cual atasca sobremanera la atención.
“El que no tiene celular, como yo, sufre más este proceso”, declaró otro usuario. “Tuve que pasarme madrugadas enteras aquí para sacar el turno, porque, además de que había decenas de personas, algunos vecinos de los alrededores se dedican a venderlo. Eso es algo que sucede dondequiera”, acotó.
Similar criterio fue compartido por un morador del municipio de Lajas, quien necesitó efectuar su trámite en la oficina de la ciudad cabecera. “Resultó ―dijo— muy engorroso para mi familia, al punto de tener que rotarnos en la fila. Por suerte, después de dos noches, pudimos resolver. (…) Allí, en ese momento, no observé el comercio ilegal de turnos, pero sí lo comentaban como algo que ocurría habitualmente”.
Al respecto, las autoridades del organismo rector sostienen que el Registro del Estado Civil se organiza de las puertas hacia dentro, y hasta la fecha —incluso cuando las opiniones sugieren que es un fenómeno cotidiano—, no han conseguido identificar a este tipo de malhechores.
“No permanecemos ajenos a tales hechos, los cuales son comunes hoy día a todas las unidades que prestan servicios. Nosotros podemos realizar denuncias, tomar medidas, pero carecemos de facultades para eliminar ese asunto. Nos toca atender y perfeccionar el trabajo interno”, enfatizó Anael Lugo Pérez, director provincial de Justicia.
Lo cierto es que mientras convenientemente se alude a una posición de neutralidad —como si cuanto pasa a las afueras del Registro del Estado Civil ningún vínculo tuviera con su ineficiente gestión―, el segmento mayoritario del pueblo que concurre a esta dependencia continúa desangrándose sin ver la luz. La máxima dirección del país llama a facilitar los trámites, acortar los plazos y optimizar las prestaciones de los centros afines, pero en Cienfuegos la desconexión con ese discurso nos conduce por caminos contrarios.
Un eventual respiro promete la alianza entre Justicia y los Joven Club de Computación y Electrónica de la Perla del Sur. “Ya hicimos las primeras coordinaciones para que apoyen nuestros servicios, de modo que también por esta vía las personas puedan solicitar y recibir sus documentos. Además, trabajaremos de conjunto para reiniciar la digitalización de los folios”, aseguró Lugo Pérez.
La efectividad de esta iniciativa, o mejor, su impacto en el bienestar de los ciudadanos, dependerá de la organización y eficacia de los procesos tradicionales. Por más aplicaciones e innovaciones que desarrollemos para el universo virtual, persistirá el caos si en el espacio físico prevalece el desorden. Poco favor nos hacemos al negarlo.