Salvar vidas en silencio
Para Juan Carlos la vida siempre fue pura adrenalina, correr en su moto a gran velocidad era algo que lo sacaba de los problemas más difíciles que podía atravesar en ese momento. Pero un día, un fatídico día en el que salió junto a su hija de trece años, vivió la experiencia más triste de su vida, perdió el control de la motocicleta y el y su niña sufrieron grandes traumatismos, el resulto con moretones y una fractura en la pierna, pero su retoño necesitaba urgente una donación de sangre.
Por suerte y al rápido accionar de los servicios de salud, la niña recibió seis paquetes de sangre que salvaron su corta vida. Juan Carlos entendió que con apenas un suspiro podemos perder los más valioso que tenemos, pero gracias a personas altruistas y desinteresadas muchas vidas son salvadas a diario.
Historias como la de Juan Carlos suceden muy a menudo, por desgracia no todos corren con la misma suerte que la pequeña hija de este hombre, pues en muchos países acceder a una donación resulta muy costoso, por lo que ver morir a un familiar por falta de una transfusión llega a ser muy doloroso.En Cuba hombres y mujeres extienden su mano para donar NO lo que le sobra, ni riquezas materiales, sino su SANGRE, esa que puede llegar a salvar muchas vidas y a devolverle la esperanza a los que la necesitan.
Hoy Juan Carlos es un donante asiduo, protege su salud porque sabe que con ello también ayuda a cuidar la de otros, pues con su sangre ya ha devuelto sonrisas a muchas personas, el saber que su hija tiene una nueva oportunidad gracias a un ser humano que sin conocerlo se convirtió para el en un héroe anónimo, uno sin capa, ni poderes sobrenaturales, pero sin con valores extraterrenales, lo convirtió también en un súper héroe.
Para todos esos que ofrecen su sangre en favor de salvar vidas, una enorme ovación y el respeto de todo un pueblo. Gracias por contribuir a devolverle la luz a muchos que por diferentes causas ya la veían apagada. Gracias por desde el anonimato salvar vidas en silencio.
